- Las obras del parque sur de la Txantrea han revelado que uno de los dos aljibes hallados hace un mes a escasos metros del convento de las religiosas Hijas de San José es en realidad un pozo rectangular de 4,60 metros de profundidad. El descubrimiento se produjo después de que los operarios que trabajan en la zona levantasen el petacho de hormigón que cubría el teórico aljibe.

El historiador Peio Iraizoz comenta que el hallazgo es “de gran importancia” porque “es el único pozo con aljibe que queda en Iruña”. Iraizoz asegura que el pozo “ha aparecido en muy buenas condiciones y que se lee muy bien”. Sin embargo, añade que no se puede saber con total exactitud cuánto tiempo lleva bajo tierra: “Desde que se hizo una leprosería en el siglo XI tuvo que haber un sistema hidráulico en condiciones, pero es muy difícil saber si este pozo es el original, otro o se ha reparado”.

El historiador indica que dentro del pozo hubo una noria de sangre, que es como se denomina a las que son tiradas por animales como bueyes o mulas: “Alrededor del pozo ha aparecido un adoquinado circular por donde el animal giraba la noria para hacer subir el agua”. Para mantener en pie la noria y que no se cayera, Iraizoz señala que el pozo contaba con “dos asientos”, dos huecos, donde se insertaba el eje de la noria.

Además, el pozo tenía una galería de acceso, por donde se entraba para hacer labores de mantenimiento: “La puerta está hacia la mitad del pozo porque el eje de la noria está más o menos a esa altura y es el elemento que más reparaciones necesita”, explica. Y añade que estos trabajos se realizaban en época estival: “Se hacía cuando el pozo tenía menos agua”.

El agua del pozo, que llegaba por filtración del río Arga, se trasladaba hasta el aljibe por unos conductos de piedra: “También han aparecido unos cuantos tramos de conducto labrados en la propia piedra. De esta manera, cuando el agua subía se canalizaba por la acequia hasta llegar al aljibe, donde se almacenaba”.

El historiador comenta que el pozo, junto con todo el sistema hidráulico medieval encontrado, es un yacimiento que “Pamplona no puede permitirse perder” porque forma parte de un “conjunto monumental histórico” que se debe proteger. “Camino de Santiago, Puente de la Magdalena, la iglesia de las Josefinas... El pozo no está en medio de ninguna parte”, subraya. Para ello, apuesta por la rehabilitación del pozo, paneles explicativos y la colocación de una pequeña noria.