- Una parte de la juventud reniega de la concentración de gente en los macrobotellones que parecen haberse vuelto costumbre en Iruña a causa de la desescalada, los "no sanfermines" y la entrada del verano. Muchos de ellos entienden la necesidad de fiesta, las ganas de salir, pero piden responsabilidad.

"Entiendo perfectamente que se tenga muchas ganas de salir de fiesta, disfrutar con los amigos, todos tenemos. Pero también debemos de recordar que el virus sigue presente y si no lo hacemos por los demás que sea por nosotros mismos", expresó Alicia Marín, vecina de San Jorge que disfrutaba de unas cervezas el pasado jueves junto a sus amigas en Navarrería. "Nosotras estamos aquí tranquilamente, no molestamos a nadie. Cuando cierran a la 1 claro que terminas yendo a algún piso, o alguna plaza. Pero no es comprensible semejante cúmulo de gente en plena pandemia, porque insistó, seguimos en riesgo de contagio". añadió. Como ella varios jóvenes no se sienten representados con la imagen que salen en las noticias de los botellones.

"Yo no justifico que se hagan botellones, pero al final en algún sitio nos tenemos que juntar y poder disfrutar del ambiente", aseguraba una joven de 18 años vecina de la Rochapea. La mayoría son estudiantes, por lo que admiten que "pagar unos cubatas en la Plaza del Castillo es un gasto fuerte". "Al final lo que me cuesta una botella es menos que tomar dos copas en cualquiera de las terrazas, porque suelen ser unos 7,50 o incluso 8 euros, depende lo que pidas. Es un robo", remarcaba otro chico.

La hostelería permanece abierta hasta la 1 de la madrugada y para algunos el horario se queda corto. "No puede ser que nos pongan los dientes largos con que las discotecas van a estar abiertas hasta las 3 de la madrugada para luego nos digan que no, que solo podemos estar hasta la 1 de la mañana", señaló un vecino de la Txantrea. "Al final cerrar antes solo incita a que la gente cuando se acaba el terraceo se vaya a pisos o algún sitio a seguir con la fiesta de botellón, porque a esas horas normalmente quieres seguir de fiesta.

Se quejan de que antes no estaba penalizado hacer botellón y ahora es considerado como una infracción leve. "Nos sentimos como delincuentes si vamos con una cerveza por la calle", se lamentaba Sara Gimeno, una vecina del Casco Viejo. "Este tipo de situaciones lo único que fomenta es que se generalice y paguemos justos por pecadores", alegó.

"Yo no justificó a los jóvenes que hacen botellón, pero puedo entender que en algún sitio tienen que estar y juntarse. Aunque lo que no defiendo es que pongan resistencia a la policía o destrocen parte de la ciudad", destacaba. "Al final es una cuestión de educación, si no te gusta que dejen tu casa llena de botellas y vasos, tampoco lo hagas con las calles de tu ciudad", señalaba su compañera Naiara Ramiro. "Ahora la palabra botellón parece estar asociada directamente a juventud y juventud a contagios, porque siempre se nos echa la culpa de todo aunque no estemos todos metidos en el ajo", subrayaba Sara Gimeno.

"El botellón no es algo nuevo, siempre se ha hecho. El problema es que ahora las condiciones no son las mejores para hacerlo. ¿Nadie ha hecho nunca un botellón? Eso no se lo cree nadie. Pero al final la juventud está siendo uno de los grupos más castigados, se les juzga por todo y se les echa la culpa de todo", expresaba Carlos Martínez, vecino de 35 años de Iturrama.

"Todos hemos sido jóvenes, pero no nos hemos quedado encerrados en los mejores años de nuestra vida. Ya llevan dos veranos sin poder disfrutar de unas vacaciones y fiestas reales, y a mí la gente que acababa de cumplir 18 años en 2020 me dio bastante pena, que eso no quiere decir que les quite responsabilidades", indicaba. "Al final son el último grupo de edad en ser vacunados, es normal que los brotes se provoquen entre la juventud", agrega. El debate