ARIBE - Desde febrero, las personas mayores del Pirineo y Prepirineo cuentan con un servicio que les lleva a la puerta de su casa todo lo necesario para llenar sus despensas. Se trata de una tienda móvil que acaba de montar el emprendedor de Orbaizeta Koldo Landa Arcelus y que atraviesa varios pueblos de la Montaña, desde el valle de Aezkoa hasta Lónguida. “Estoy contento. La respuesta hasta el momento ha sido muy buena, sobre todo de los mayores”, asevera.

Este joven de 35 años regenta la Estación de Servicio de Aribe (valle de Aezkoa), que incluye una gasolinera, un bar y una tienda pero, al no ser de su propiedad y al encarecerse las condiciones del arrendamiento, Koldo se ha planteado un nuevo negocio con el que está demostrando que es posible vivir y trabajar en el Pirineo. “La incertidumbre del alquiler, unida a que muchos me pedían que pusiera un camión, me animó. Al final, en el Pirineo hay mucha gente mayor que no tiene cómo desplazarse hasta Aribe y me parecía una buena manera de facilitar ese servicio a los mayores”, confiesa.

El camino no ha sido del todo fácil. Si bien es una idea que le rondaba desde hace año y medio, el hecho de buscar una furgoneta ya carrozada que se ajustara a sus necesidades, traerla desde Alemania hasta aquí, homologarla conforme a la normativa estatal y realizar la instalación de electricidad, ha tenido sus dificultades. “Al final he tenido que pagar para que me hagan el tema del papeleo. Tengo la sensación de que hay muchas ayudas a los nuevos emprendedores, pero a los que llevamos más años, no nos ayudan, y no sólo en cuanto a subvenciones, sino en la flexibilidad a la hora de que te den un préstamo, por ejemplo”, lamenta.

LA LISTA DE LA COMPRA Una vez en marcha, parece que el negocio ha empezado sobre ruedas. De lunes a viernes, Koldo pasa las mañanas al volante de su furgoneta de 7 metros y medio de largo recorriendo una media de 1.100 kilómetros por semana. Los lunes y martes los dedica al valle de Aezkoa, los miércoles recorre los valles de Urraul e Izagaondoa, los jueves viaja hasta Salinas y Monreal, volviendo por el valle de Erro, y el viernes termina la semana en el valle de Arce y en el pueblo de Orotz-Betelu. “Casi todos los pueblos a los que voy no tienen tiendas y si tienen y paso, es porque me han pedido que pare. Según la gente que sale voy estableciendo las paradas, aunque muchas veces depende de dónde pueda entrar y aparcar la furgoneta”, subraya.

Con unos cuantos bocinazos, Koldo alerta a los habitantes de su llegada a cada pueblo. Entonces, los vecinos acuden a la furgoneta y se montan a ella, porque perfectamente caben de pie y se pueden permitir pasear y dar vueltas por los 14 metros cuadrados de extensión que ocupa la tienda. “Funciona igual que en cualquier supermercado. Los clientes suben, miran y cogen lo que quieren y yo les cobro en el mostrador”, asegura. Con la posibilidad de pagar en mano o con tarjeta -“siempre que haya cobertura en el pueblo”, dice entre risas-, los clientes pueden comprar todo tipo de productos alimenticios al mismo precio que en la tienda de alimentación ubicada en la estación de servicio de Aribe. Desde galletas, conservas, productos de limpieza o bollería, hasta bebidas, embutidos y algún congelado, ya que también dispone de un arcón.

VERANO Desde el principio, Koldo tenía claro que no quería hacer competencia directa a ningún otro negocio de venta ambulante, por eso no vende fruta, verdura, pescado ni otros productos perecederos. Sin embargo, sí que veía necesario poder acercar este tipo de alimentos básicos a quien más lo necesita.

Consciente de que ha empezado en una mala época debido a la situación demográfica de despoblamiento durante el invierno en el Pirineo, Koldo afirma que no le ha ido mal y que ya está ganando una cartera de clientes más o menos fija. “Estoy contento, la gente es muy maja y en pueblos como Monreal han respondido muy bien a pesar de tener tan cerca Pamplona. Vas justico pero vamos tirando. Y supongo que en verano aumentaré mis ventas porque son muchos los que vuelven a vivir a los pueblos cuando empieza a hacer buen tiempo. Así que iremos viendo”, expresa. Y es que lo cierto es que en verano se duplica la población y, como a otros comerciantes locales, a Koldo le tocará trabajar más. Por lo pronto, parece que no es ninguna mala apuesta.