"Mi madre me metía a dormir debajo de la mesa de las ensaladas en la cocina", sonríe Jesús de Pablo Saiz. Este burgalés, asentado en Olite, creció en el restaurante de su familia, entre las sartenes y el ritmo frenético del sector hostelero. Con nueve años ya ayudaba en sala, repartiendo el pan en el mesón de sus padres y hermanos, "donde también comía, cenaba, hacía la tarea y prácticamente vivía".

Ahora Jesús de Pablo quiere trasladar la pasión, pero sobre todo la educación en el ámbito de la alimentación, a las generaciones más jóvenes, impulso que le ha llevado a abrir una escuela de cocina en Olite, un centro que tiene como objetivo principal "encuadrar la formación dentro del marco educativo en los colegios". El proyecto nace para promover la alimentación saludable entre los niños, concienciar en el consumo sostenible y mejorar la calidad de vida gracias a un mayor conocimiento sobre la ingesta de determinados productos. Jesús de Pablo tenía una escuela de cocina en Burgos, ya enfocada a la enseñanza juvenil, pero no fue hasta que llegó a la localidad navarra cuando el proyecto tomó su forma actual, con la idea de realizar alianzas con los colegios de Navarra.

Él llegó por casualidad a Olite y en 2017 tomó la decisión de instaurar el centro de enseñanza en el camping del pueblo. Dos años y medio después, tras los trámites y las tareas para adecuar la cocina, estaba todo preparado para comenzar a colaborar con los centros escolares en la tarea de docencia nutricional, pero tres días después de la apertura el Covid lo cerró todo. Tan solo pudo realizar un campamento de verano, en 2019, donde ya hubo una primera toma de contacto con el nuevo plan educativo. Jesús de Pablo se confiesa "enamorado de Navarra". "Aquí no encontré solo la infraestructura que quería, también está la mejor huerta del mundo", reconoce.

El proyecto de la escuela de cocina de Olite se asienta sobre dos proyectos, los campamentos de verano, para sufragar los gastos del año, y el taller intensivo de cocina, alimentación, nutrición y buenos hábitos que quieren realizar en colaboración con el departamento de Educación, con el que, afirma, ya se han puesto en contacto y han mostrado su confianza en esta iniciativa.

Proyecto para colegios

Tras años de estudio, Jesús de Pablo evidenció la dificultad que existe para desarrollar este tipo de enseñanza en los propios centros escolares, al igual que en el ámbito familiar, por lo que optó por la alternativa de crear su propio espacio de docencia al que acudieran los niños navarros.

La cocina está adaptada para que trabajen 28 alumnos al mismo tiempo, desarrollando todo tipo de elaboraciones, distribuidas en una zona con fuegos con capacidad para 14 personas, y un espacio para la ejecución de platos fríos, donde también caben 14 personas. Pero es una experiencia también teórica, por lo que se ha habilitado una zona de usos múltiples destinada a impartir clases, catas de olores, de alimentos, así como un comedor con capacidad para 35 personas para la proyección de vídeos.

Los talleres se plantean de manera intensiva durante cinco días, en los que el alumnado dormirá en las instalaciones del camping y en los que también tendrán tiempo para el desarrollo de actividades lúdicas, para lo que también cuentan con monitores de Ocio y Tiempo Libre.

El planteamiento es el mismo que se hace con la semana blanca en la nieve, cuando el alumnado va a aprender esquí durante una semana completa. Y, para poder desarrollarlo de esta manera, reservando tiempo para la otras actividades, hay zonas ajardinadas, de juegos, albergue, bungalows y el pabellón de duchas y baños. "Basta con ver los crecientes índices de obesidad relacionados con malos hábitos en la alimentación para darnos cuenta de la necesidad de tomar medidas", incide Jesús de Pablo, y explica que para él una buena alimentación "es parte esencial del desarrollo de los chavales". El taller intensivo que se propone en la escuela, que, incide, debería implementarse con la práctica en casa y la educación en el colegio, ayudará a los niños a acostumbrarse a todos los sabores y a "no querer siempre una dieta basada en azúcares y productos procesados".

"Aquí van a aprender a hacer ensaladas, legumbres, arroces y risottos, entre otras cosas, porque queremos que toquen diferentes palos dentro de los campos de la cocina, para que tengan nociones básicas", concluye de Pablo.