Con una economía fuertemente especializada en el sector industrial y una clara vocación exportadora, Navarra mantiene una trayectoria de crecimiento estable en un contexto marcado por la contención del consumo, la evolución de la inflación y la desaceleración de los principales socios europeos. La Comunidad Foral cerró 2024 con un incremento del Producto Interior Bruto del 2,5% —ligeramente por debajo del 2,8% registrado a nivel estatal— y ha comenzado 2025 con un aumento del 2,6% en el primer trimestre respecto al mismo periodo del año anterior. Esta evolución refleja una economía sólida, que ha sabido sostenerse sobre sus fortalezas estructurales en un entorno macroeconómico complejo.
La estructura productiva navarra, con un peso industrial del 25,8% sobre el PIB regional —el mayor entre todas las comunidades autónomas—, ha permitido amortiguar el impacto de la incertidumbre externa. Esta fortaleza se refleja en ramas como la automoción, el sector farmacéutico o las energías renovables, que siguen siendo clave en el tejido económico foral. Además, el dinamismo exportador se mantiene como una de las señas de identidad de la región: en 2022, las ventas al exterior representaron el 47,4% del PIB navarro, muy por encima de la media española. Las empresas exportadoras navarras siguen mostrando una notable capacidad de adaptación, incluso en un contexto de debilitamiento de la demanda internacional, especialmente en Europa.
Con 678.000 habitantes y un PIB per cápita de 33.798 euros —un 20% superior a la media nacional—, Navarra continúa posicionándose entre las regiones más competitivas del Estado. La Comunidad Foral representa el 1,7% del PIB nacional y el 1,4% de la población, siendo la tercera región menos poblada del país. Sin embargo, estos datos no reflejan una menor actividad, sino una economía con alta productividad y valor añadido, centrada en sectores intensivos en tecnología y conocimiento.
Moderación del consumo y del empleo en 2024
A lo largo de 2024, los indicadores de consumo y empleo mostraron un tono más contenido respecto al conjunto del país. El gasto de los hogares se vio condicionado por la evolución de la inflación, el endurecimiento de las condiciones financieras y la pérdida de poder adquisitivo acumulada en los años anteriores. El índice de ventas minoristas en volumen, tras el retroceso registrado en 2022, apenas repuntó en 2023. Aunque en 2024 creció un 2,7% interanual (hasta septiembre), lo hizo desde una base más baja que otras regiones y continúa por debajo de los niveles prepandemia (–4,9% respecto a 2019, frente al +3,8% nacional).
Este comportamiento refleja una recuperación más pausada del consumo privado en comparación con el conjunto del país, aunque también evidencia una mayor prudencia de las familias navarras en un entorno aún incierto. Se prevé que, a medida que la inflación se modere y los tipos de interés comiencen a relajarse, el gasto de los hogares recupere progresivamente tracción a lo largo de 2025.
En materia de empleo, en el primer trimestre de 2025, la tasa de paro en Navarra alcanzó el 7,49 %, la más baja del Estado en este periodo (Fuente: Encuesta de Población Activa – INE), aunque el número de desempleados aumentó en 2.700 personas frente al trimestre anterior, situándose en 25.200 (+11,8 %). El incremento interanual, sin embargo, fue negativo: 4.200 parados menos en comparación con el mismo trimestre de 2024 (-14,3 %).
Este comportamiento se refleja también en el mercado laboral: el número de ocupados en Navarra en ese periodo fue de 311.400 personas, lo que supone 7.600 menos que en el trimestre previo, pero 7.500 más que en el mismo trimestre del año anterior (+2,45 %).
Se observa una evolución positiva en sectores estratégicos como la industria manufacturera, la sanidad y la Administración pública, que han liderado la creación de empleo.
El mantenimiento de esta baja tasa de paro responde también a la calidad del tejido productivo y a un mercado laboral que, pese a su menor crecimiento relativo, presenta una fuerte estabilidad. Navarra continúa siendo una comunidad con elevada participación laboral y un alto grado de cualificación, lo que refuerza su capacidad para atraer inversiones vinculadas a la innovación y la transformación digital.
La industria y las exportaciones sostienen el crecimiento
Tras un 2023 marcado por una notable contracción de la producción industrial (–5,6%), especialmente en ramas como la energética y la automoción, el sector comenzó a recuperarse en 2024. Hasta septiembre, la actividad industrial creció un 1,5% interanual, superando la media nacional (0,2%), impulsada por el retorno gradual de la demanda, la normalización de las cadenas de suministro y el buen comportamiento de segmentos vinculados a la transición energética.
La rama de automoción, uno de los pilares industriales de Navarra, mostró señales de reactivación tras un ejercicio anterior con dificultades. A pesar de la volatilidad en los mercados internacionales, el sector avanza en su adaptación hacia la electrificación, la innovación tecnológica y la sostenibilidad, elementos clave para mantener la competitividad a medio plazo. Junto a este sector, también destacan la industria farmacéutica y la de componentes eléctricos, que han mantenido un desempeño positivo.
En el ámbito exterior, las exportaciones de mercancías —que representan casi la mitad del PIB regional— también reflejaron los efectos de la desaceleración europea. En 2023, las ventas al exterior cayeron un 4,9%, con un descenso notable en automoción y semimanufacturas (papel, productos químicos y metales). En los ocho primeros meses de 2024, la caída fue más contenida (–1,3% interanual), en línea con el conjunto del Estado. No obstante, sectores como los bienes de equipo —especialmente motores y aparatos eléctricos— y los alimentos (frutas y legumbres) mostraron un comportamiento más favorable.
El posicionamiento de Navarra como una de las regiones más exportadoras del país es un activo estratégico que, con los estímulos adecuados y la diversificación de mercados, puede reforzarse aún más en los próximos años.
Previsiones para 2025: estabilidad con margen de mejora
Las proyecciones para el conjunto de 2025 apuntan a una prolongación del actual ritmo de crecimiento. Según las estimaciones de CaixaBank Research, el PIB navarro volvería a crecer un 2,5%, superando ligeramente la previsión para el conjunto del país (2,3%). Se espera que la demanda interna recupere progresivamente impulso gracias a la bajada de los tipos de interés, la mejora del poder adquisitivo de los hogares y un entorno de precios más moderado. Esta evolución vendría acompañada, además, de una reactivación del crédito y de un mejor clima de confianza para la inversión empresarial.
Además, Navarra cuenta con fortalezas estructurales que pueden favorecer su posicionamiento a medio plazo. Entre ellas, un sector industrial diversificado, un mercado de servicios profesionales competitivo y una población con alta cualificación. Estos factores, unidos a una adecuada planificación en el uso de los fondos europeos, sitúan a la región en una posición favorable para seguir avanzando hacia un modelo económico más resiliente, innovador y sostenible.
De cara al futuro, la clave residirá en mantener el equilibrio entre crecimiento económico, cohesión territorial, sostenibilidad ambiental y adaptación tecnológica, consolidando a Navarra como un referente de desarrollo inteligente en el contexto nacional y europeo.