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Mesa de Redacción

Félix Monreal

Putear

PutearAlejandro Martínez Vélez

Creo que no me equivoco mucho si escribo que en la lista de los insultos hijo de puta ocupa el primer puesto. Cuando se intenta ofender o herir a alguien de forma grave, se contrae el gesto y de la boca salen las tres palabras como un escupitajo. A la cara, por la espalda, en la distancia, desde la grada de un estadio, de un coche a otro…, todo vale. También en la calle como consigna grupal y entonada a coro. Y hasta en el hemiciclo del Congreso de los Diputados.

No sirve como alternativa tontolaba, gilipollas, desgraciao, cabrón, imbécil y todo un grueso catálogo recogido en el diccionario. No, nada supera en contundencia a hijo de puta. El insulto se dibujó ayer en los labios de Isabel Díaz Ayuso como reacción a un fragmento de la intervención de Pedro Sánchez en la sesión de investidura. Lo captaron las cámaras de televisión y no hay réplica posible.

No me extraña; en su papel de líder de la parte ultra del PP la presidenta de la Comunidad de Madrid no hizo sino trasladar a la Cámara los exabruptos que su gente vomita todas las noches frente a la sede del PSOE. El debate político se está sumergiendo en un lodazal en el que chapotean con gusto quienes carecen de argumentos dialécticos, han sido derrotados por la aritmética parlamentaria y ya no les queda otro pataleo que el insulto. Putear al otro.