La filtración durante esta semana de la investigación judicial abierta a la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por un presunto fraude a la Hacienda pública contribuye nuevamente a la degradación de la credibilidad de las instituciones por su utilización como instrumento de ataque político. El juego de instrumentalización de determinados casos judiciales con objetivos claramente de destrucción política conlleva a un deterioro de la imagen pública de los partidos políticos que hacen uso del mismo.

FILTRACIONES INTERESADAS

El lamentable espectáculo en el que se han convertido el Congreso de los Diputados y el Senado a cuenta de presuntos casos de corrupción -como el bautizado como ‘Caso Koldo’ o la pareja de Ayuso- deja una vez más sesiones de control plagadas de hipérbole verbal en un bochornoso cruce de acusaciones que arrinconan el debate como elemento de diálogo y aumenta la distancia de la ciudadanía de ver la utilidad de la política como un elemento que ayuda a mejorar su estado de bienestar. PSOE y PP han decidido batallar desde la misma atalaya, la de la acusación mutua de casos de corrupción con independencia de si los mismos surgen de filtraciones interesadas. Unida a esta circunstancia, se encuentra la presencia de los medios de comunicación que dan altavoz a una y otra parte.

Aquellos mismos medios que hoy piden cabezas por el caso de la pareja de Ayuso o, de otra parte, por el ‘Caso Koldo’, -con la sombra de la sospecha puesta sobre quien fuera Secretario de Organización del PSOE- se vanaglorian de obtener filtraciones de procedimientos bajo secreto de sumario sin reprochar nada al juez al que compete garantizar su seguridad y secreto.

Resulta paradigmático que determinados escándalos en el que se encuentren implicados, de momento de manera indirecta, personajes de la talla del exministro socialista o familiares de la presidenta de la Comunidad madrileña en otros países generan un movimiento que lleva a su arrinconamiento político e, incluso, a su dimisión. Así, por ejemplo, en Estados Unidos que un mandatario mienta públicamente en el ejercicio de su cargo es motivo de impeachment, que suele ser el inicio de un proceso de enjuiciamiento político y posteriormente juicio del acusado. En Alemania, basta con demostrarse plagio en la tesis doctoral para llevarse por delante a su autor ocupe el cargo que ocupe.