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A paso de banderillas

Lázaro Echegaray

Opinión de la séptima corrida de la Feria del Toro de San Fermín 2024 |El día de los valientes

Fotos de la séptima corrida de la Feria del Toro con toros de José EscolarPatxi Cascante

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Sí, a lo largo de la feria han pasado muchos valientes por el redondel. Pero ninguno de ellos, y esto no es quitarle mérito a nadie, se las ha tenido que ver con una corrida como la que lidió José Escolar. Tuvo el encierro, como característica común, ese peligro sordo que no sube al tendido, que hace que pase desapercibido el tremendo esfuerzo que están realizando los toreros frente a sus oponentes. Saltaron a la arena toros de preciosa lámina. No todos iguales e incluso en algunos casos con hechuras diferentes a las habituales de la casa. Ningún toro dejó indiferente a nadie. Mostraron tremendas arboladuras y comportamientos muy diferentes, siempre vendiendo cara su vida y pujando por la del adversario, pero con mucho disimulo.

Y ante la circunstancia dos toreros con muy pocas oportunidades y nuevos en esta plaza: Gómez del Pilar y Juan de Castilla. El maestro Rafaelillo no necesita presentaciones. Muy interesante resultó el primero que lidió con maestría este torero del pundonor; el problema fue que se acabó pronto la codicia del toro. Pero con tesón, experiencia y destreza en el manejo de la espada, el de Murcia acabó paseando una oreja: por aquello de no dejarse ir una tarde de vacío. El segundo fue un toro que tomó las telas de Juan de Castilla en ocasiones boyante y largo, pero desentendido al salir del embroque: fue a este al que el colombiano le cortó una oreja.

Destacó ante todos el sexto de la tarde que le puso las cosas muy complicadas a Juan de Castilla. El torero quiso ir a por todas y se fue a esperarlo a la puerta de toriles con la intención de ganar luego la puerta grande. Pero un toro con esas condiciones no se puede dejar crudo en el caballo. Juan de Castilla tomó nota.

Por lo general fue una corrida de toros para lidiar, de toreo en los pies, en esa pugna de constante tensión que se libra entre los espacios de toro y los del toreo, farragosa y temeraria, en donde se muestra claramente la relación adversa entre la fuerza y la inteligencia. Una corrida para valientes. Hubo toros buenos, regulares y malos, hubo emoción constante.