Conozco a una persona que, mientras llenaba su carro en Leclerc, le propusieron tener un encuentro sexual en los baños. Supongo que no es nada extraordinario, pero ocurrió hace años y el tipo, de natural tímido, huyó de inmediato de la escena de la tentación. Lo contaba luego con la misma ansiedad de quien ha sufrido un intento de atraco.

Parece, a tenor de las últimas noticias, que el hipermercado sigue siendo un lugar óptimo para ligar y que para ello se usan mensajes cifrados en el que el elemento identificativo entre los interesados es una piña colocada del revés. Si la fruta está acompañada de lentejas es que buscan una relación duradera; si, por el contrario, va junto a una lechuga, la intención no llega más allá de un ‘aquí te pillo, aquí te mato”. El escenario de este ‘First dates’ entre pasillos y expositores es un Mercadona en la franja de siete a ocho de la tarde. Un choque entre carros con la misma mercancía sella el acuerdo. Sin más palabras.

Los jefes de Mercadona están enfadados porque en algún establecimiento la curiosidad y el cachondeo han provocado tumultos, llegando incluso a intervenir la Ertzaintza. Los productores de piña ya piensan en subir los precios. Se espera, como reacción, un incremento de las compras en pareja. Por si acaso.