La presidenta Chivite y el lehendakari Pradales firman hoy en DIARIO DE NOTICIAS y en otros medios de la CAV, Madrid y Catalunya un artículo conjunto en el que reiteran el compromiso que ambos hicieron público en su reciente encuentro en Iruña de mantener la defensa común y cerrada de los regímenes forales y de las capacidades del autogobierno recogidas en el Convenio Económico –pendiente ahora de negociar su renovación para un nuevo quinquenio–, y en el Concierto Vasco, asumidos en la Constitución y avalados por el Tribunal Constitucional y la jurisdicción europea, ante la nueva ofensiva centralista abierta por el sistema singular de financiación para Catalunya. Este compromiso público –Responsabilidad, solidaridad y riesgo en la financiación de nuestro Autogobierno se titula–, es más que un hecho simbólico, que también lo es, un paso de calado político. Tanto Navarra como la CAV tienen resueltos sus modelos de financiación propios y son junto a Madrid las dos únicas comunidades que no acumulan miles de millones de deuda con el Estado. El proceso de diálogo abierto por Sánchez con los presidentes autonómicos –lo inició el viernes con Pradales y los presidentes de Galicia, Alfonso Rueda, y de Andalucía, Juan Manuel Moreno–, ha vuelto a situar en la agenda política la necesidad de abordar la financiación autonómica para las comunidades del régimen común y también el modelo de vertebración territorial del Estado, y no solo como elemento clave en la búsqueda de soluciones democráticas al conflicto abierto en Catalunya. Ni a Navarra ni a la CAV le debería afectar el proceso abierto ahora sobre la nueva financiación autonómica, pero la política de oposición del PP hace confrontación de todos los asuntos de interés general y este no parece que vaya a ser una excepción en esa estrategia por regresar a Moncloa como sea. Incluso de la mano de la ultraderecha de Vox. Feijóo cuenta con 13 de los 17 presidentes autonómicos y aunque su primera orden de no negociar de forma individual la financiación territorial no ha tenido éxito en sus propias filas y que es difícil para las autonomías renunciar a recibir más dinero del Estado, como prometió Sánchez tras el acuerdo en Catalunya con ERC, parece difícil que vaya a renunciar a esta bronca. En ese contexto no es difícil prever nuevos ataques centralistas a los regímenes forales de Navarra y la CAV retomando las manoseadas y falsas acusaciones de privilegios e insolidaridad. La tradicional leña al Fuero desde el siglo XIX. Chivite ha sido la presidenta socialista que más claramente ha cerrado filas con el pacto de financiación para Catalunya y Pradales, tras su encuentro con Sánchez, adelantó su apuesta por la estabilidad del Gobierno. Ambos defienden que el autogobierno actual deviene de los derechos históricos, se sustenta sobre el riesgo de la corresponsabilidad que asumen ciudadanos, empresas e instituciones en la gestión y prioridades de la fiscalidad y de los presupuestos y aporta con amplitud la lógica y necesaria solidaridad territorial con el conjunto del Estado. Tras 10 años de parálisis, no está nada claro que la política española vaya a aprovechar esta oportunidad. Más bien al contrario, la reforma del sistema de financiación autonómica seguirá otros 10 años pendiente. Pero la culpa siempre es de Navarra, la CAV o Catalunya.