La ultima crisis de Oriente Medio, enésimo enfrentamiento entre israelitas, palestinas y naciones islamistas, avanza hacia una recomposición geopolítica en la región. Asistimos a un cambio de las relaciones de fuerza que alterará profundamente el mapa geopolítico. La batalla principal se centra en el debilitamiento del régimen teocrático chiita de Irán y de sus “proxies”– el llamado Eje de la resistencia–, y la paralela expansión del Estado judio hacia sus fronteras del ”Gran Israel”. En ese escenario regional de alto riesgo, pero también de enorme trascendencia a futuro, la Unión Europea no está llamada a jugar ningún papel. Nos decidamos a perdernos en nuestras discusiones internas con posiciones antagónicas entre los contendientes y con una patética posición común consistente en hacer de cuñado bueno pidiendo, una y otra vez, el alto el fuego por motivos humanitarios, algo que es obvio que no le importa a nadie en la zona de conflicto, pues, de ser así no lo habrían iniciado.

NAVEGAR ENTRE DOS AGUAS

La UE ha condenado de forma inequívoca y con la máxima firmeza los atentados terroristas violentos e indiscriminados perpetrados por Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023. Ha expresado su solidaridad con Israel y ha hecho hincapié en su derecho a defenderse de conformidad con el Derecho humanitario e internacional. Asimismo, ha reiterado la importancia de garantizar la protección de todos los civiles en todo momento, en consonancia con el Derecho internacional humanitario. Tras estos atentados, la situación humanitaria de los palestinos en la Franja de Gaza se ha deteriorado drásticamente debido a la constante intensificación de las hostilidades y la consiguiente operación militar israelí, así como al bloqueo de Gaza.

LA POSICIÓN COMÚN DE LA UE

Puede resumirse en tres síes y tres noes. No al desplazamiento forzoso del pueblo palestino. No puede haber expulsión de palestinos a otros países. No a la amputación del territorio de Gaza ni a su reocupación por Israel. No puede haber reducción del territorio del enclave, ni control permanente por parte de las fuerzas de defensa israelíes, ni regreso de Hamás a Gaza.  No a la disociación de Gaza del resto de la cuestión palestina. Nuestro objetivo debe ser resolver el problema palestino en su conjunto. Sí a la instalación de una autoridad palestina provisional en Gaza, con un mandato y una legitimidad definidos por una resolución unánime e inequívoca del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y garantizados por éste.  Podemos pensar en una resolución renovable que anime a las dos partes a llegar a un acuerdo, primero para Gaza y después para Cisjordania.  Sí a una mayor implicación de los Estados árabes, si están de acuerdo, siempre que tengan la confianza tanto de los israelíes como de la Autoridad Palestina. Por el momento, los Estados árabes no están dispuestos a hablar del día después. Sin embargo, si queremos alcanzar una solución duradera, se necesita su compromiso, y no sólo financiero. Pero para ello deben tener la certeza de que su participación no será un fin en sí mismo, sino una etapa en el camino hacia un Estado palestino. Por último, sí a una mayor implicación de la Unión Europea en la región. Deberíamos ayudar a construir un Estado palestino plenamente soberano, capaz de devolver la dignidad a los palestinos y de firmar la paz con Israel.

TECNOLOGIA E INTELIGENCIA

La realidad es que este conflicto está mostrando una realidad que en parte nos había descubierto la guerra en Ucrania. Estamos ante otro tipo de conflictos en los que se combate con armas de última generación. La clave principal es la inteligencia, la capacidad de saber las fortalezas y debilidades de tu enemigo y la información necesaria para atacarle certeramente. La segunda cuestión de ventaja es la utilización de alta tecnología militar y de ciberseguridad. Los drones, los escudos antimisiles, la geolocalización precisa de objetivos y un largo etcétera de herramientas de defensa y ataque se han convertido en elementos trascendentales de seguridad. Y, por último, el arma nuclear se está demostrando como una antigualla disuasoria que no sirve a los contendientes cuando ambos cuentan con ella. Israel lleva ventaja clara en este tipo de guerras, sobre todo, porque cuenta con el apoyo de EEUU y la muda complicidad de Arabia Saudí. En este dramático teatro de operaciones, los intentos diplomáticos se muestran inútiles y la UE es eso y solo eso, un vano afán de poner paz entre contendientes irreconciliables.