Claro, lo estamos viendo a lo largo de todos estos días pasados y ayer mismo: la psicosis ante la llegada de una nueva posible DANA, que, según denuncian algunos habituales de la meteorología, no es sino una manera de asustar un poco, eso de llamarle DANA. Y en cierta forma tienen razón: oyes DANA y acojona. Oyes borrasca fría y asusta menos.

El caso es que ya desde la semana pasada se viene oyendo y leyendo que una nueva DANA puede afectar a grandes zonas del país –Catalunya, Comunidad Valenciana, Andalucía– y, como es lógico tras lo sucedido hace dos semanas, las especulaciones y previsiones no hacen sino ayudar a que la psicosis por nuevas inundaciones y desastres se incremente, lo que me lleva a pensar que no estaría del todo mal que, no sé de qué modo, se nos enseñaran las herramientas mínimas para conocer el clima y el tiempo y los lugares serios donde informarnos sin ser pasto de 3 o 4 sensacionalistas, que siempre los hay y más en las redes sociales, cuentas que se dedican a cogerte la previsión más fatalista y endosarte que van a volver a caer 400 litros en no sé dónde y en pocas horas, lo que es sinónimo sí o sí de tragedia.

De lo poquísimo que sé de seguir las previsiones es que hasta dos o tres días antes las exactitudes de lo que va a caer o dejar de caer precisamente en tu pueblo son prácticamente una quimera y que, a efectos reales, siguen siéndolo pocas horas antes, aunque haya herramientas de predicción muy potentes, porque en que algo suceda o no finalmente intervienen multitud de factores muy susceptibles de cambio y por tanto con resultados muy inciertos. Los propios meteorólogos de Aemet y colaboradores se han hartado estas semanas de avisar que se tratan de previsiones y que por desgracia aún no manejan una ciencia exacta, así que precaución cuando toque pero también tranquilidad ante el alarmismo según de donde venga.