En Txantrea Sur antes de que se construyeran las nuevas viviendas se compraron bajeras que al día siguiente cambiaron de licencia. Es lo que alertó al Ayuntamiento de Iruña de lo que estaba ocurriendo. Los llamados lofts, viviendas en planta baja, no son tan baratos pero empiezan a estar muy solicitados porque el precio de la vivienda sigue disparado pero también porque resulta un negocio jugoso para inversores.

Para vender o para alquilar como piso turístico (en el Casco Viejo no se puede). Un mercado más activo en barrios como Rochapea o Txantrea por el ‘efecto frontera’ con el centro. Un loft de dos habitaciones en el Paseo de los Donantes de Sangre con 61 m2 se ofrece a 179.000€ y, 198.000 en Río Arga. En portales inmobiliarios encuentras a su vez más de 500 locales vacíos (90.000 euros de 68 m2 en el Paseo de los Enamorados “ideal para negocio o loft”). El Ayuntamiento de Pamplona planea prohibir los lofts y pisos turísticos en bajos comerciales de 65 calles emblemáticas de la ciudad. También Burlada y, probablemente, más ayuntamientos. Si fuera tan sencillo como crear alternativas habitacionales a costa de sacrificar confort, luz o ventilación, nadie pondría pegas.

El problema es que el que compra un local para reformarlo busca muchas veces otro tipo de rentabilidad. Pamplona quiere además que determinadas calles comerciales tengan vida de verdad. Dinamismo comercial y social. Que haya relevo, que nos cortemos el pelo, que compremos una sartén o unas naranjas, y que nos podamos tomar un café cerca de casa. O volveremos a tener barrios dormitorio y volaremos a los centros comerciales.