Nos había fascinado la ciencia-ficción de 2001, una odisea del espacio, con una inteligencia artificial, HAL 9000, tan humana que replicaba también nuestras neurosis, angustias y terrores. Nos había enamorado la ciencia-ficción romántica de 2046, con su fotografía seductora, sus cámaras lentas, su estética exquisita y sus escenarios maravillosamente decadentes ubicados en una parada del tren que es el tiempo.

Entre las dos fechas que acotaban los futuros posibles creados por esos dioses que son Stanley Kubrick y Wong Kar-wai aparece ahora 2032, un año clave según Ray Kurzweil. Pero este señor no hace cine. No vive de la ficción. Es un informático, inventor y empresario, un futurista galardonado con la Medalla Nacional de Tecnología e Innovación, el máximo reconocimiento de Estados Unidos en su campo. Bien, pues este hombre afirma que nuestra salud empezará a revertirse en 2032.

A partir de esa fecha por cada año que vivamos ganaremos otro. Sería algo así como que si 2032 nos pilla con 50 años, cuando hayan transcurrido dos décadas más y tengamos 70 seguiremos con la energía vital de los 50. Veremos alejarse a la irrelevante cifra de la edad mientras nosotros continuamos en el mismo sitio, en la misma parada del tren de Wong Kar-wai. Dejaremos de envejecer. ¿Entonces no moriremos nunca? ¿Implosionará la Tierra por sobredosis de humanos? No se sabe.

Cada cual se quedará congelado en la edad que le pille esto. ‘Esto’ que no sabemos qué es y que Kurzweil sintetiza en su previsión de que la IA va a adelantar a nuestra especie exactamente en cuatro inviernos, como HAL 9000 adelantó a toda la tripulación de astronautas de su nave. Parece que este profeta tecnológico ha acertado antes en otras predicciones, así que… ¡Aprovechemos el momento! También habrá que ir pensando en cómo queremos que nos pille el año 2032, con qué musculatura, qué nivel de colesterol bueno y malo y qué pelo, porque si se cumple la profecía ¡así nos vamos a quedar ya pa’siempre!