Hace ya un tiempo, ofrecieron al periódico la posibilidad de entrevistar a El Solitario. Con este apodo se conoce a Jaime Giménez Arbe, que cumple condena desde 2008 por el asesinato de dos agentes de la Guardia Civil en Castejón. El Solitario también arrastra una vida de atracos y de altercados aderezada con un discurso anticapitalista. El personaje, un hombre culto, que habla cinco idiomas y en permanente huida, fue señalado como enemigo público, lo que le envolvió en esa especie de misticismo quinqui que invitaba a saber cosas de él. Pero el delincuente era también un criminal que había quitado la vida a dos personas y ni siquiera podía alegar que fuera en defensa propia.

En definitiva, rechazamos la entrevista y no dar voz al asesino aún a sabiendas de que tiene una historia detrás que puede ser interesante para completar la información del lector. Viene esta larga introducción a cuento de libro ‘El odio’ que trata sobre el asesinato y cremación cometidos por José Bretón con sus dos hijos como víctimas, en un acto de violencia vicaria. Este tipo de narrativa literaria o filmada (por ejemplo la entrevista de Évole a Josu Ternera) no es nada nuevo y durante estos días se han expuesto numerosos ejemplos ante la posibilidad de que la obra no llegara a las librerías, como así ha ocurrido por voluntad de la editorial. Antes de esto, el asunto llegó a los tribunales, que sentenciaron a favor de la libertad de información, decisión que comparto por encima de daños anímicos colaterales. Con unas cosas y con otras, al final, y aunque lo envolvamos en consideraciones éticas, estamos asumiendo la autocensura.