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Bog@ando por la red

Los secretos de la Transición

El Congreso (ya sin la coletilla “de los diputados”) debe ahora ratificar la nueva Ley de Información Clasificada. Lo contrario sería difícil de explicar

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Contrastes escandalosos

Dice el secretario general de Sortu Arkaitz Rodríguez que es escandaloso el contraste en la respuestas a lo sucedido en Azpeitia. Y tengo que darle la razón. Es escandaloso lamentar lo ocurrido sólo en parte, según el uniforme que llevan quienes padecen estas actitudes violentas. Es escandaloso seguir jugando al Tabú para evitar la alergia que parece producir la palabra “condena”. Es escandaloso, como señala Javier Vizcaíno en su columna, que “se use el comodín de la denuncia de torturas como término de comparación” para referirse sólo al informe de la ONU pero no a lo que vivió Ortega Lara, por ejemplo.

(in)justicia

Por “falta de agotamiento de la vía judicial previa” y por “carecer de especial trascendencia constitucional”. Con esos argumentos, el Tribunal Constitucional inadmitía a trámite el recurso de amparo de Juana Rivas, que ayer tenía que entregar a su hijo a su padre. Un padre, conviene recordarlo, que tiene un procedimiento penal abierto en Italia por presuntos malos tratos hacia el menor que ahora, justicia mediante, vuelve a estar a su cargo. Un caso, no puedo evitar pensarlo, con una mujer que ha estado muy mal asesorada, utilizada sin pudor por unos y otros. Y con un menor cuya voluntad parece que no se respeta.

Los secretos de la Transición

Podemos pensar que, como la política está a punto de irse de vacaciones, las cuestiones que se cierran estos días son sin más, los flecos que han quedado del curso político. Nada más lejos. Éste ha sido el momento elegido por el Gobierno español para abordar algo que algunos partidos llevan años demandando, el PNV con especial vehemencia. Algo de una trascendencia tal como son los secretos oficiales que, en virtud de la nueva Ley de Información Clasificada, se mantendrán bajo secreto un máximo de 60 años. El Congreso deberá ahora ratificar la norma. Sólo cabe esperar que la apruebe, ¿no? Lo contrario sería difícil de explicar.

Congreso a secas

Un Congreso que pierde la coletilla “de los diputados”, aunque de forma oficiosa. El cambio llegará, leemos en Vozpópuli, “a través de una reforma del Reglamento de la Cámara, que será vuelto a redactar desde cero bajo las normas del lenguaje inclusivo con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo PP, Vox y UPN”. Una reforma de cara a la galería porque, oficialmente, el nombre no se cambia sin reforma del artículo 66.1 de la Constitución. Por lo menos sirve para reflejar la sensibilidad ciudadana y para saber qué partidos están por ello y quiénes están instalados en el inmovilismo, aunque sea para un cambio estético.

Corrupción al peso

¿Qué es más grave? ¿Los 48 millones de la trama de Montoro y la legislación a la carta del exministro para empresas amigas? ¿Encontrar un hilo directo del caso Koldo con Pedro Sánchez? ¿Es realmente relevante dilucidar, en la balanza de la corrupción, cuál de los dos platos tiene más peso? No es descabellado llegar a la conclusión, como azuzan interesadamente los extremos de Vox, Sumar y Podemos, de que esto era más habitual de lo deseable cuando el bipartidismo era más “bi”. Creo que podemos concluir que ganamos todos (aunque perdamos) si esto ha quedado enterrado. Qué bueno sería que no se repitiera.