Aún cuando crees que la Policía Municipal de Iruñea no te puede sorprender más, te das cuenta de que no; siempre se superan a sí mismos. ¿De qué sirve conectar las sirenas durante un trayecto de 20 metros para después bajarse del coche a ritmo caribeño y ver cómo las 12 personas que sacaban sus fotos en el monumento al encierro escapan corriendo? Menudo paripé. Hasta mis primos de 5 años hubieran escapado de esos súper agentes en acción. Cuando quieren ya mueven el culo con más velocidad sí. Pero esta vez, como los supuestos delincuentes no eran jóvenes vascos sino extranjeros, con las sirenas amenazantes era suficiente para culminar la persecución y dejar que se fueran de rositas. Menuda hazaña. Y yo, que observaba eso mientras esperaba a la villavesa que nunca llegaba pensé: “Menudo desperdicio del dinero público”. Fue entonces cuando el coche de estos municipales pasó por mi lado y les pregunté si realmente las villavesas pasaban por esa calle. “Eeeeh? sí, pasa por aquí” me dijeron. Así que esperé y esperé, hasta que decidí no hacer caso a su información ya que viendo lo incompetentes que habían sido 10 minutos atrás, también conmigo podían estar equivocados. Y efectivamente. Por esa calle no pasa ninguna villavesa. Y efectivamente, los policías, sin tener ni idea de si pasaban autobuses o no, me dijeron lo primero que se les pasó por la cabeza. Vaya, vaya, vaya?. ¡Qué grandes los munipas! ¡Qué apoyo y ayuda a la ciudadanía! ¡Menuda salvación! Me bajé caminando a casa, ideando ya estas líneas con la pena de no poder tener la identificación de estos miembros del equipo A para escribir esta carta con dedicatoria personalizada. Muchas gracias por demostrar que vuestro trabajo merece la pena. Muchas gracias por estar a disposición de la población. Qué haríamos sin vosotros.