Un juez de un registro civil se ha negado a inscribir a un niño que sus padres quieren ponerle el nombre de Lobo, y es que no es para menos, porque además de existir éste como apellido, a saber al cachondeo que la pobre criatura se iba a enfrentar en el futuro, ya que lo asociarían con Caperucita y el lobo feroz, por ejemplo. Es curioso lo que son algunas modas, y ahora está de moda bautizar con nombres como, Maddi, Dylan, Alai, Ibai, Iraia, y un largo etcétera que no es que sean feos, pero que nada tienen que ver con los numerosos nombres de santos que atesora nuestro santoral, y por otra parte no van a poder celebrar el día de su onomástica y reducir sus celebraciones a una sola al año, en su cumpleaños. Porque, ¿alguien sabe que día es la onomástica de Alai?
Hace unos años en una película del genial Cantinflas, El Padrecito, y que hacía de sacerdote, le llegó un matrimonio que querían bautizar a su niño con el nombre de Nepomuceno, a lo cual Cantinflas espetó “¡como dice que dijo!. No señor, yo al chamaco no le bautizo con ese nombre; vayan ustedes donde el padre Damián, que es más condescendiente que yo”. Es decir, su reacción fue algo parecida a la del señor juez que cito al principio de mi comentario, y es que no era para menos. Hemos de cuidar las modas, porque luego pasan de moda.