Yo.

Hasta hace pocos meses sufría porque me jubilarán a la fuerza dentro de un año.

Un disparate.

Ahora soy mejor médico que nunca, y peor médico que dentro de un año.

Esta norma la puso UPN y la han renovado otros cada año.

Deduzco que los médicos somos enemigos de todos.

Hace unos meses, en un encuentro casual con un alto cargo de Salud, me dijo que quizá esa norma cambiaría en breve y podría seguir hasta 70 si quería (como hasta UPN).

Casi salté de alegría y le dije que me daban ganas de abrazarle.

Se han debido de olvidar y la norma sigue vigente.

Yo no me olvido de aquel momento.

Yo quiero hacerlo siempre bien.

Tengo 10 minutos por paciente.

Imposible hacerlo bien en ese tiempo.

Seis meses a un ritmo infernal y cruel.

Varias veces he tenido que salir a la sala de espera y pedir excusas a los paciente por el retraso.

Y decirles además que estaba agotado tras 4 horas seguidas sin pausa.

Que necesitaba media hora de descanso.

En general, lo han comprendido (no todos, alguno señalaba su reloj).

No les reprocho nada.

Comprendo que es difícil percibir la extrema intensidad de mi pensamiento.

Ellos entran a la consulta y me ven sentado pulsando teclitas.

Mi mente no se ve.

He perdido 3 kilos en 2 meses.

Era delgado.

Ahora estoy flaco.

No tengo cáncer ni enfermedad alguna, ni física ni mental (escáner y demás hecho).

No tomo pastilla ninguna.

He tenido que parar por agotamiento.

Mi salud física y mental peligraban.

Me he dado un corto plazo para decidir si abandono definitivamente la profesión de mi vida.

No quiero seguir siendo un esclavo.

Ni de mi vocación, ni de los pacientes, ni de mis jefes, ni de los políticos.