Conforme a los datos de la Agencia Estatal de Meteorología, a fines del mes de junio la ola de calor hizo que se llegaran a los 43 grados en Zaragoza o Lleida. Hubo varias localidades que alcanzaron las temperaturas más altas para esas fechas desde que hay registros. En todo el mundo el problema es de tal envergadura que no sabemos muy bien la forma de enfrentarnos a él.

Pero parece como si para la mayoría de los políticos españoles el cambio climático no existiera. En las campañas para las elecciones al Congreso y Senado del 28 de abril y municipales, autonómicas y al Parlamento de Europa de 26 de mayo, el tema no ha estado presente en los debates.

Por el contrario, en la elección el 16 de julio de la presidenta de la Comisión Europea, ha sido una cuestión central. Posteriormente aquí se ha hablado (muy poco) durante el proceso para la investidura de Pedro Sánchez.

En este contexto resulta sumamente irresponsable la forma en que se está desarrollando el proceso para la formación tanto del Gobierno de España como el de varias comunidades autónomas, entre ellas Navarra. Como en el pasado, cuando una nación se enfrentaba a la guerra, hace falta que nuestros políticos sean capaces de trabajar juntos a fin de frenar el cambio climático. Para ello tienen que actuar con mentalidad de estadistas, de forma que prime la cooperación entre ellos y eviten en la medida de lo posible los enfrentamientos. Deben darse cuenta de que el futuro está realmente en juego.