¿Vivir para qué? ¿Para sufrir? La eutanasia está en el candelero, pero además de la muerte de un ser terminal, se trata también de otro aspecto, la depresión que lleva a un anciano a pedir la eutanasia, porque se encuentra solo, deprimido, angustiado, abandonado, nadie se preocupa de él y es mucho más insoportable el dolor moral que el corporal. Esta situación no hace tantos años no existía, los ancianos vivían y morían en sus casas, rodeados por el cariño de su familia y esta depresión y angustia actual que padecen tantos ancianos, prácticamente no existía. La nueva familia establecida ha creado multitud de ancianos que viven solos, tristes, deprimidos, angustiados, que quieren acabar con tanto sufrimiento y desean morir. Creo que antes esto no existía porque la familia es la mejor terapia para conservar al anciano con ánimo y deseo de vivir, rodeado por su familia y atendido con amor. Por tanto creo que ante esta nueva situación social totalmente deshumanizada, si se establece la eutanasia, va a tener una demanda inhusitada. No me atrevo a emitir un juicio ante el abandono de ancianos, pero queda en el aire un interrogante: ¿Sería cristiana esta decisión, teniendo en cuenta la nueva situación de los ancianos?