Al menos lo sigo intentando. Y lo hago aprovechando las nuevas noticias, sobre obras de la CHE. Intentando defender a mi pueblo, quiero decir, de unos criterios de obras en su término, que no le han beneficiado (las realizadas), ni le van a beneficiar en absoluto (las que están en ejecución). Lo he plasmado en diverso escritos, previos, enviados a los medios de comunicación desde el año 2017, cuando se estaba realizando una gran obra de vaciado de riberas junto a la desembocadura del río Arga en el río Aragón. Bajo el concepto de obra “ecológica”, hábilmente vendida. Pero es bastante normal que la gente entienda que las políticas de un organismo como la CHE tiendan al beneficio de las poblaciones y, dado el nivel de sus técnicos, se les crea más a ellos que a un “simple peatón técnico”. ¿Se puede vender como ecológico un vaciado de riberas de grandes proporciones, cuando no se quieren realizar –ni oír hablar– del dragado de ríos y limpieza de riberas?

El objetivo real es otro. Y lo he ido indicando sin que nadie, hasta la fecha, me haya podido rebatir el argumento. Ni siquiera en la reunión pública mantenida en Funes el 09 de marzo de este año, con técnicos de la CHE. Argumento teórico inicial, con la realidad posterior datos comparativos entre los eventos previos a esa obra de vaciado y los posteriores, donde con menores caudales de paso del río Arga por Funes y con caudales similares en el río Aragón, –que hace de represa natural al Arga en su desembocadura–, se produjeron incrementos de nivel aguas arriba (en condiciones similares) que todo el que lo quiso ver, lo pudo constatar. Y se producen porque la obra de vaciado ralentiza la velocidad de entrada del río Arga, eliminando el factor de preponderancia sobre el Aragón –menos mal que está regulado–.

La realidad es incontestable: una obra aguas abajo, jamás mejora las condiciones de seguridad aguas arriba, salvo que permita un mayor “desagüe” del río por velocidad. Ninguno de los dos técnicos asistentes de la CHE, a la reunión, lo rebatió.

¿Por qué se hace entonces, junto con otras (Milagro, por ejemplo), y cuál es el objetivo real? Reducir el volumen de aportación aguas abajo de la Ribera Alta de Navarra, a través de conseguir “almacenamientos” de agua en grandes superficies vaciadas (la propia CHE aportó en su momento los datos de vaciado, y de ahí una carta publicada donde la titulaba “Embalse de baja altura en Funes”). Y se podrá vender (y, desgraciadamente, comprar) bajo ínfulas “ecologistas”, pero lo que subyace claramente (aunque se beneficien términos de la Ribera Navarra -lógico-) es evitar más afecciones a Zaragoza (curiosamente, muchísimo menos afectada en la inundación histórica –no recordada en más de 40 años– de diciembre de 2021, que en cualquier otra previa con menores caudales). Objetivo que se refuerza con la negativa total de la CHE a cualquier dragado y limpieza aguas arriba –aduciendo nuevamente criterios ecológicos, en contraposición con lo que ejecutan ellos mismos–, pues supondría un mayor caudal de aportación aguas abajo. Caudales que, dadas las condiciones de los cauces, quedan laminados a través del desbordamiento oportuno por todos lados/términos, aguas arriba, en Navarra.

Y, en Funes, se sigue con esa política nefasta para sus intereses de protección. Ahora, con la consecución de la apertura de un meandro del curso antiguo del río Arga, para su conexión con este, nuevamente aguas abajo de la población, y a escasos metros de su zona habitada más crítica. Obras de alto coste –dinero público malgastado– que podrían invertirse en una solución más viable (mayor coste, por supuesto, pero bien invertido), no solo para proteger con alta garantía a toda la población de Funes de la margen izquierda del río Arga, en sentido aguas abajo, sino que, incluso, beneficiaría a su propio objetivo al conseguir una laminación ostensible del caudal de tránsito (según los cálculos “muy básicos” que pasé al Ayuntamiento del pueblo, a contrastar por la CHE, de unos 100 m3/s en las horas más críticas de las puntas –aunque, todo hay que decirlo, no sé si el Ayuntamiento se lo llegó a trasladar–), por llenado de un volumen muy importante –calculado de modo simple- en unos 600.000 m3–, conseguido a través de la unión de meandros y gestión de aperturas/cierres de compuertas. Unión de meandros que ya están situados para servir, estratégicamente, en la protección integral de toda la zona poblacional en riesgo.

Vuelvo a insistir por tanto (y lo haré por última vez, si no observo movimiento social, entendiendo que una gran mayoría está de acuerdo con estas actuaciones de la CHE, y debo respetarla, obviamente) en que paren la obra de apertura actual, y estudien, por favor, la propuesta enviada. Nos jugamos mucho.

El autor es asesor en el ámbito del agua y vecino de Funes