Desde los 59 años que tengo y con la educación que me dio un falcesina de pro que era mi ama, le pediría más respeto y menos insultos hacia todo un pueblo que tiene unas tradiciones y valores que no conoce. 

Un pueblo unido en la adversidad de riadas, incendios o problemas que cualquier vecino pueda tener. Un pueblo que acoje, ayuda e integra a los inmigrantes que han ido llegando en los últimos tiempos. Un pueblo trabajador que cuida a sus mayores y mima a sus muertes (niños) un pueblo en definitiva que se siente orgulloso de su nombre: Falces.

Desde su sillón de la Real Academia de la Lengua yo esperaba algo más. Nunca me han gustado sus artículos ni sus dos libros, que yo sí he leído, y sin embargo no me atrevería a insultarlo o denigrarlo. A lo mejor sería bueno que bajara de su atalaya y hablara con hombres y mujeres de Falces. Estoy segura de que algo iba a aprender de ellos: ¡Humildad y respeto seguro!

¡Viva Falces! Gora Falces!