Definir es limitar. Por más que hablemos, nunca podremos definir la realidad. Estamos tan compartimentados que no vemos las profundas interrelaciones que existen en los secretos de las diferentes disciplinas. Por poner un ejemplo: entre una neurona y el pie, existe una relación íntima, pero vamos al podólogo y al neurólogo y de ahí la fragmentación de la realidad. Cuando uno sabe como funciona una disciplina, por fractalidad conoce como funcionan todas las demás. Un pollo tiene que romper la cascara del huevo para poder nacer, para que se dé el crecimiento tiene que haber ruptura, uno no puede quedarse con lo que pensaba antes y esto implica dolor. El dolor conduce más rápido que el amor a la sabiduría. Estamos condenados a crecer, pero no en la materia, pues ella es un medio para un fin; y este fin es el crecimiento interior. Al contrario que otros caminos espirituales, la cábala, a pesar de que tiene mucho de conocimiento intuitivo, no anula el conocimiento racional, aunque sí lo modula. Es por este motivo que se está expandiendo tanto. Vemos el mundo a través de nuestras limitaciones. De ahí que debemos trabajarnos para no enfermar nuestro entorno. Para la cábala, no somos lo que somos, somos lo que hacemos con lo que somos. El deseo activa la voluntad y esta no es autoexigencia, sino placer. Quiere esto decir que la primera energía del universo es el deseo.

*El autor es escritor