El pasado día 5, a la vez que se publicaba esta carta, siendo el último día de nuestra primera experiencia de vacaciones como voluntarios de Anfas, recibimos enmarcado un extracto de ella como regalo. No podemos estar más de acuerdo: la luz, la alegría, la ilusión y el cariño están en ellos.

Cada uno de ellos son un ser único, con tantas capacidades que han conseguido que nos olvidemos de nosotros mismos y nuestros problemas, solo por centrarnos en su bienestar.

Han conseguido enseñarnos que la verdadera felicidad reside en su mirada, en su agradecimiento, en sus abrazos, en el cariño y la sana alegría que desprenden en cada cada minuto del día.

Y también han conseguido que la ilusión y la esperanza del reencuentro sea compartida. Y por eso nosotros lo tenemos claro: ¡El año que viene repetimos!

Gracias a Anfas por aceptarnos en esta maravillosa aventura que se ha convertido en las mejores vacaciones que hubiéramos podido imaginar. Pero sobre todo gracias a cada una de las familias por su generosidad al dejarnos compartir este tiempo con sus estrellas espe(a)ciales.