Hace unos días participé en una visita guiada organizada por la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona a la que va a ser su nueva sede en Pamplona, en el antiguo convento de las Salesas, entre la calle San Francisco y el Rincón de la Aduana, en el Casco Viejo. En la visita, muy interesante, pudimos comprobar el magnífico resultado de la reforma y rehabilitación de este edificio.

Ha quedado como nuevo, con una definición moderna de los espacios, manteniendo de la construcción conventual las fachadas y ciertos elementos de la estructura como el cuadrilátero del claustro como elemento vertebrador y la iglesia como salón de actos. El aspecto interior, muy acertado, tiene el aire del Palacio del Condestable (coinciden los arquitectos). Es de destacar el acondicionamiento medioambiental junto con la climatización por geotermia y aerotermia. Todo ello para aunar y centralizar todos los servicios y edificios en los que, hasta ahora, estaba dispersa esta entidad supramunicipal que atiende a decenas de miles de personas en la Comarca de Pamplona.

Pero este proyecto, que ha costado más de 16 millones de euros, tiene para mí, que paso cada día a su lado, una carencia. No tiene ninguna identificación externa mínimamente apreciable (únicamente un logotipo negro sobre fondo negro, de costado, que no se ve). Si caminas por el paseo del Doctor Arazuri (por cierto, podría el Ayuntamiento arreglar la base de su escultura que lleva tiempo desvencijada y vuelven a faltarle las gafas de la cara), delante de la nueva sede, nada te llama la atención ni te guía, no hay ninguna señal, letrero o signo que identifique que detrás de ese muro del antiguo convento hay algo y mucho menos la sede central de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona.

Supongo que esta situación derivará de la actuación supervisora de la Institución Príncipe de Viana intentando proteger la integridad de la apariencia externa de un edificio histórico. Pero la MCP es un organismo al que va a necesitar acceder diariamente un gran número de personas, que no van a tener fácil encontrarlo y es una necesidad rotular de forma clara y adecuada la entrada al edificio. Se pueden y se deben buscar soluciones de diseño y/o colocación que permitan señalar y significar la entrada a esta nueva sede, conjugándolo con las directrices de Príncipe de Viana.

Una posible solución podría ser que se separen las señalizaciones o logotipos hasta el propio paseo mediante la colocación de un pivote, prisma o monolito que sirva de referencia, dentro de la hilera formada por los bancos, farolas. La intervención hará su función de señalar pero estará suficientemente alejada del edificio.

*Licenciado en Bellas Artes