Esther, rebelde con causa
Se llama Esther, aunque es conocida también como “la abuela de Iruñea”, tiene 87 años y si algo la define es que es una buena mujer, lo de buena con mayúsculas, y que constituye todo un modelo a seguir.
A pesar de su avanzada edad, Esther no se conforma con quedarse en casa haciendo ganchillo o pasando temporadas en Benidorm. Ni tan siquiera se conforma con acallar su conciencia dedicando parte de su tiempo como voluntaria de alguna ONG.
Esta buena mujer ha tenido siempre, y sigue teniendo, una clara conciencia social y eso le empuja a ir mucho más allá: es una de las personas que acude frecuentemente a aquellas movilizaciones, que por diferentes causas justas, se convocan en la capital navarra y también en otras localidades como en la capital donostiarra donde está presente en los homenajes anuales a Gladys del Estal.
Esther está particularmente implicada en la denuncia del genocidio del que está siendo objeto el pueblo palestino y es una de las asistentes habituales a las movilizaciones que convoca semanalmente el movimiento BDZ, los martes a las seis y media en la plaza del Ayuntamiento de la capital navarra. Pero, además, ella no se conforma con asistir a dichas movilizaciones, sino que se va desplazando entre los asistentes ofreciendo material solidario como banderas palestinas, pañuelos y chapas.
El martes de la pasada semana, tras concluir la manifestación convocada por BDZ, Esther fue abordada, en una actuación totalmente desproporcionada y disparatada, por dos miembros de la policía nacional argumentando que acababa de colocar alguna pequeña pegatina en una de las, al parecer “intocables”, cristaleras de un conocido macrocentro comercial situado en el Ensanche de la capital navarra. Una policía le agarró fuertemente del brazo y le conminó a identificarse y a que mostrara el contenido de su bolso. Pero Esther, “con un par de”, como debe ser, se negó argumentando que ella no se considera española y que, en consecuencia, no acostumbra a llevar el carnet de identidad a la vez que, lejos de asustarse, recriminaba la actitud de los policías.
Esther fue retenida en las proximidades de dicho macrocentro comercial, mientras los dos policías esperaban la llegada de refuerzos. A pesar de que cada vez había más policías, Esther se mantuvo firme y no cedió. Mientras tanto, bastantes de las personas que habían acudido previamente a la manifestación se fueron acercando a Esther, en un gesto de solidaridad, arropándola a la vez que gritaban “Esther askatu!”. Ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, y posiblemente conscientes de lo ridículo de la situación que ellos mismos habían provocado, los policías desistieron y optaron por retirarse, sin haber llegado a identificar a Esther.
¡Ojalá hubiera muchas personas como tú, Esther! !Muchas gracias por tu ejemplo! Zure borroka gure eredu da. / Tu lucha es nuestro modelo.