Imagino que recordarán cuando en mayo de 2015 Javier Esparza se presentó por UPN como aspirante a presidente del Gobierno de Navarra y como parte de aquella campaña utilizó el Navarrísimo y, ya en la cartelería y entre otros, el De pueblo. Supongo que, por tanto, ir a Madrid le cuesta un montón. Hay gente así, si les sacas del barbecho se desorientan. Salvo que sea una ronda de entrevistas por las televisiones afines para poner a caldo incluso a tu propia tierra introduciendo mentiras y medias verdades que dañan mucho más a la comunidad que a quienes la gestionan. No fue Esparza el domingo a la manifa de la derecha y extrema derecha, ésa que reunió a cientos de miles menos de los que ellos esperaban pero que la izquierda haría bien en no ridiculizar porque la derecha está siempre donde tiene que estar: en las urnas. El caso es que Esparza, presidente de UPN, sí estuvo en un acto en recuerdo de las víctimas de ETA en Pamplona el domingo a la hora en la que su secretaria general -él es presidente y candidato de UPN- y el secretario de comunicación posaban con el tridente macarra en la mismidad española. Eso tiene un nombre: cobardía. Esparza no fue por la simple razón de no dejar para la historia una foto de UPN con semejante percal. O más bien una foto suya con semejante percal, dos de quienes 3 quieren acabar de cuajo con nuestro hecho diferencial y el tercero sino de cuajo sí por entregas. Esparza apoyaba lo del domingo pero no tuvo la valentía política de ir en persona, puesto que las declaraciones y los apoyos e incluso la presencia de segundos y terceros espadas pueden más o menos camuflarse pero una foto del máximo y único líder -recordemos que fue quién descabalgó y luego vetó a Barcina, no hablamos de un milindris- sí sería un peligro de alcance real e inmediato. El 99% de la gente verdaderamente de pueblo que conozco yo tiene más coraje que este.