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El desafío de Kim Jong-un

El dictador norcoreano ha celebrado el fin de la Navidad con un petardo de gran escala: una bomba H. Kim Jong-un, que tiene toda la traza de un Nerón asiático y aburrido, se entretiene de tiempo en tiempo ejecutando a familiares incómodos o a militares en los que detecta que su alta graduación puede despertar una ambición más elevada. Y si el país está en relativa calma interior organiza un Halloween a nivel internacional como el de ayer al grito de truco o trato (en coreano, claro).

Este tipo da miedo y no es como para tomarlo a broma. Hace un año ya provocó una escalada de tensión diplomática acompañada de un ciberataque ante el estreno de la película La entrevista. En esta comedia, dos periodistas bastante torpes intentan asesinar a Kim Jong-un. Al aludido no le hizo ninguna gracia; entre otras cosas, porque la historia más reciente está salpicada de intervenciones de la inteligencia estadounidense en las que, bien por colaboración o por omisión, pusieron fin a regímenes políticos que resultaban incómodos para los intereses de quienes sostienen al inquilino de la Casa Blanca. Así que la respuesta a esa velada amenaza ha sido más hermetismo y un rearme que preocupa por estar en manos de quien está.

Algunos especialistas, a la luz de los datos observados ayer, sostienen que si hubo prueba nuclear no fue con una bomba H (más potente que una bomba atómica), y que Kim Jong-un solo trata de atemorizar y protegerse. Un argumento que no convence ni a sus vecinos del sur ni a los japoneses, en permanente estado de alerta. El diálogo con este sujeto paranoico parece imposible. Así que llegados a este punto no es descartable tomar el guión de La entrevista como un plan en firme y concertar una cita entre el dictador y la periodista Ana Pastor, que ya desafió al mismo Mahmud Ahmadineyad -entonces presidente de Irán que jugaba con fabricar bombas atómicas- en un tenso cara a cara. Y si el plan no funciona, siempre quedará la CIA...