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Fracaso

La palabra del día era fracaso. Aparecía repetida ayer en la mayoría de los titulares de prensa y multiplicada en las tertulias de radio y televisión. Fracaso. De los políticos y de la política. Cuatro meses después de unas elecciones generales nadie -al menos quienes lo han intentado, porque Rajoy se quitó de en medio desde el principio- trazó con claridad la vía que podía conducir al acuerdo. Para muchos es la crónica de un desenlace anunciado ya el mismo 21 de diciembre a la vista del reparto de escaños y del difícil encaje del puzzle. En la escuela nos enseñaban que se puede llegar a sumar manzanas y peras, pero no trenes y vacas. Y es lo que ha pasado. Fracaso.

Hoy suena a broma recordar que la política es el arte de lo posible. Visto lo visto y escuchado lo escuchado, o no es un arte o ha habido ausencia de artistas en las delegaciones. Fracaso. Tampoco al frente de las negociaciones aparecía un líder de figura carismática; al contrario, Pedro Sánchez estuvo más cuestionado que reforzado por su propio partido y su mensaje trataba de seducir más que por el verbo, por la mirada. Su intento de investidura fue un salto mortal sin red. Y se estrelló. Fracaso. Como Albert Rivera, que perdió la apuesta porque, como los panolis que caen ante la astucia de los trileros, nunca ha sabido dónde estaba escondida la bolita... En cuanto a Iglesias, hizo lo que muchos esperábamos: no entregar por unas migajas su caudal de votos a un partido (el PSOE) cuyos dirigentes históricos (ese lastre del pasado cuyos actos, actividades, inversiones y consejos conducen al partido al desplome) le han despreciado porque ven que Podemos les ha adelantado por la izquierda.

El riesgo ahora es reeditar la segunda parte del fracaso: unas nuevas elecciones en las que ya más del noventa por ciento de los consultados dice que no tiene intención de cambiar el destino de su voto. Y que todo siga igual. Lo que sí puede suceder es que mucho ciudadanos hastiados de la política y de los políticos decidan no votar. Hartos de tanto fracaso y de tanto fracasado.