es ya un clásico que Javier Esparza acuda con cierta regularidad a platós de televisión madrileños, donde se afana en trasladar una torticera y alejada visión de la realidad de Navarra. En la capital de España, rodeado de periodistas afectos al PP, el presidente de UPN se encuentra en su salsa. No recibe ni una pregunta incómoda y mucho menos alguna matización a sus aseveraciones inexactas cuando no falsas. El agoizko volvió a perpetrar ayer otra de sus sobreactuaciones. Lo hizo en Los Desayunos de TVE, donde vendió una imagen de la Comunidad Foral tan penosa como irresponsable. Desde luego, si entre quienes le escucharon estaba algún empresario que tenía pensado invertir en Navarra o algún ciudadano que proyectaba pasar sus vacaciones por aquí, es probable que cambie de idea, salvo que se informe y llegue a la conclusión de que buena parte de lo dicho fue una patochada.
Esparza frunció el ceño cuando, al comienzo de la entrevista, le tocó valorar la firme recuperación del empleo en Navarra. Superado el trago de comentar una buena noticia y sin hacer mención a que Navarra lidera el superávit del Estado, se lanzó a su discurso habitual. Dijo aquello de que “Barkos trabaja para que Navarra sea menos Navarra”, aludió a la sectaria manifestación de hoy sin que se le preguntara, desparramó fiemo por Alsasua, donde aseguró que hay gente “educada en el odio” y alertó de que en “una parte de Navarra no hay libertad”. Sin darse por satisfecho con ejercer de pésimo embajador de nuestra tierra, puso “entre comillas la normalización política” de la Comunidad Foral y se vanaglorió de apoyar los Presupuestos de uno de los partidos más corruptos del planeta antes de faltar a la verdad y sostener que Navarra es donde “las empresas más impuestos pagan de España”, pese a que sabe que eso no es cierto. Quien llegó a UPN con el propósito de cambiar el partido cada día está más irreconocible. No recuerdo a ningún político que haya ido a Madrid a tirar a la basura la imagen de Navarra. Penoso.