con las elecciones del 26-M, Navarra cierra un ciclo de estabilidad institucional y crecimiento incontestable. Han sido cuatro años de leal entendimiento entre diferentes que han sabido anteponer el interés general por encima del partidario, mientras la oposición, desorientada y sin asumir su papel desde el minuto uno, ha estado muy lejos de dar la talla. Desde este punto de partida, no es descabellado pensar que el cuatripartito pueda revalidar la ajustada mayoría que obtuvo en 2015, por mucho que la derecha nos venga repitiendo que no va a ser así. Si la perdiera, el PSN será, como siempre, quien tenga capacidad de desequilibrar la balanza. Y por si se da ese escenario, Chivite nos va explicando sus planes. Confiesa que quiere liderar un gobierno progresista. Más allá de que lo de progresista es como no decir nada, porque a eso también se apunta UPN, la clave es que no habla de participar en ese gobierno -que existe desde 2015 y al que ha hecho una frontal oposición- sino de liderarlo. Y para eso quien hoy tiene 7 escaños de 50 y a quien ninguna encuesta le da más de 10 confía en que los al menos otros 16 escaños que le separan de la mayoría absoluta se los regalen el frente de derechas o algunos de quienes hoy gobiernan. Una aspiración tan legítima como escasamente viable por razones varias. De entrada, porque todo apunta a que, tras el 26-M, el cuatripartito seguirá cohesionado y será con holgura el bloque mayoritario del arco parlamentario, por lo que solo perderá el Gobierno si el PSN apoya -no le valdría la abstención- al candidato de UPN, PP y Ciudadanos, que seguramente necesitaría también los votos de Vox.

El PSN también puede intentar la fractura del cuatripartito y buscar el respaldo de todos excepto EH Bildu. Una hipótesis poco probable de cuajar después de una legislatura en la que Chivite ni ha tenido empatía ni ha buscado puntos de encuentro con ninguno de ellos. Las cuentas de Chivite quizá puedan cuadrar, como ha sido tradición, con la derecha, que llegado el momento pondrá los votos a su disposición, pero que no se piense que le saldrían gratis.