a remisión del proyecto de Presupuestos de Navarra para 2021 al Parlamento foral y la posterior apertura del proceso de debate y enmiendas de sus líneas de gasto son los pasos previos para sellar su aprobación definitiva el próximo 23 de diciembre. La imagen de la entrega de las previsiones públicas para el próximo año de la consejera de Hacienda, Elma Saiz, al presidente de la Cámara, Unai Uhalde, ha coincidido en el tiempo con el debate de las enmiendas a la totalidad -acalorado una vez más desde los escaños del PP y de Vox- contra los Presupuestos del Gobierno de Sánchez. Una coincidencia que, sin embargo, resalta la marcha paralela de ambos proyectos y la similitud política de los acuerdos tejidos desde ambos gobiernos con otras fuerzas políticas para asegurar una mayoría parlamentaria que garantice su aprobación. Si en Navarra, el Gobierno de Chivite cuenta con una amplia mayoría en el Parlamento con la suma de EH Bildu a los votos de PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E, el anuncio en Madrid de EH de su disposición a apoyar también los Presupuestos del Gobierno central asienta la mayoría política que hace casi un año posibilitó la investidura de Sánchez como presidente. Esa similitud de los apoyos -el PNV es además el socio preferente de Sánchez e Iglesias en Madrid- que garantizan ambos proyectos presupuestarios no es una casualidad ni tampoco vista la marcha de la Legislatura, una situación circunstancial ni excepcional. Forma parte también de esa necesidad de aunar esfuerzos y fuerzas en este momento complejo y difícil. En política todo es posible y cambiante, pero de momento la apuesta de las alianzas está clara. Sin olvidar que tanto Geroa Bai en Navarra como el PNV en Madrid mantienen sólidos acuerdos de Gobierno en ambas comunidades y en diversas instituciones municipales con el PSN y el PSE. A la espera de qué decida Ciudadanos en Madrid, Navarra Suma tiene también la oportunidad acercarse a unos Presupuestos diseñados con garantías sociales y económicas para afrontar las exigencias excepcionales en materia de empleo, tecnología y solidaridad intergeneracional que la sociedad navarra necesita ante las consecuencias del coronavirus. Insistir en permanecer instalados en la trinchera es ya un ejercicio político absurdo. Carece de credibilidad el victimismo que ha simulado las últimas semanas Navarra Suma vertiendo sobre el resto una acusación de sectarismo que solo pretende esconder su propia autoexclusión por motivos estrictamente partidarios.