Sí, no me pongan esa cara. Y de los rojos, debería haber añadido, pero se me hacía demasiado largo para el titular. Naturalmente, la tesis de pata de banco no es mía sino del sabiondo Cristian Campos. La desarrolla en una kilométrica pieza de El Español bajo el arrogante encabezado "Esto del Sáhara no te lo están explicando bien". Pa' chulo, su pirulo.

Pero vamos al meollo. Lo que quiere decirnos Campos que esta vez Sánchez ha hecho lo que tenía que hacer porque los derechos humanos de cuatro desharrapados saharauis no merecen ponerse a mal con Marruecos. Y es aquí donde el opinatero señala a los que provocan a Mohamed: "¿Que son la izquierda y el nacionalismo catalán y vasco los principales incentivadores del expansionismo marroquí al haber acogido con los brazos abiertos esa inmigración ilegal magrebí y subsahariana que Rabat utiliza como arma de guerra para presionar a España y a la UE? Por supuesto. Disfruten de lo votado".

Sin llegar a esas cabriolas argumentales, el editorialista de La Razón también desliza que de vez en cuando hay que bajarse los pantalones. En realidad, lo dice con un eufemismo en el título: "Pragmatismo con el difícil vecino del sur". Vamos, que mejor templar gaitas: "El gesto, que no pasará inadvertido a la diplomacia marroquí, sirve, al menos, para tranquilizar a nuestros conciudadanos de la otra orilla del Estrecho, que han podido escuchar de los labios del presidente que no hay punto alguno en los acuerdos alcanzados con el reino alauí que suponga cuestionar la integridad de nuestras fronteras nacionales".

Esos conciudadanos de los que habla el amanuense de Marhuenda son los habitantes de Ceuta y Melilla, ciudades que ayer visitó Pedro Sánchez. Y la sorpresa del viaje fue, según ABC, que uno del PP, el presidente de Ceuta, le dio más coba de la debida. Vean cómo lo cuenta el cronista: "Ni Adriana Lastra hubiera mejorado en efusión y albricias el discurso de bienvenida del presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas, a Pedro Sánchez. El dirigente del PP fue más allá de la cortesía institucional y el deseo de cooperación para verter una asombrosa catarata de elogios y ditirambos sobre un Sánchez que iba haciéndose más y más grande ante las palabras de Vivas". De propina, el epígrafe es un juego de palabras: "Vivas a Sánchez".

En El Mundo, el requetemonárquico Eduardo Álvarez levanta la mano para afear la visita. No es Sánchez el que tiene que ir. Lo que pasa es que no hay narices a mandar a sus majestades: "A lo peor es que Ceuta y Melilla no son tan españolas como Ponferrada o Valladolid. Sánchez intentó escenificar no sabemos qué éxito diplomático viajando ayer hasta las dos ciudades autónomas. Pero eso es un engañabobos. La prueba del algodón para que sepamos de qué va este juego es bien sencilla: anúnciese ya una visita de los Reyes, que siguen sin pisar las dos plazas norteafricanas. La reacción de don Mohamed nos permitiría saber si le hemos entregado el Sáhara a cambio de algo o de nada".

Llega ahora el gol en La Condomina. O sea, el elogio al diputado de EH Bildu Jon Iñarritu en ABC. La percha vuelve a ser la cuestión del Sahara y, en este caso, la casi unánime tunda dialéctica que recibió el ministro Albares en el Congreso. La crónica de Hughes se cierra con el inusitado piropo que les digo: "Albares, un hombrecillo soberbio y fosco, incomprensible, remitió a la ilegible carta filtrada a EP, se negó a contestar si se avisó a Argelia y el beneficio que sacan de todo esto. «Antes éramos espectadores, ahora actores». «De reparto marroquí», contestó uno de Bildu al que hubiera aplaudido España entera. La deriva del Gobierno es tal que empieza a allegar lo inconciliable".

Espada defiende a la comisaria que bromea con violaciones

Fuera del asunto del Sahara, les copio y pego el capote que le echa Arcadi Espada en El Mundo a la comisaria de policía cesada por haber dicho que "a algunas mujeres ya les gustaría que las violara un antidisturbios". El argumento es que no lo decía literalmente: "Pero es que no es un chiste. Es un ejemplo de lenguaje irónico elemental, incluso demasiado elemental, aunque, desde luego, fuera del alcance del policía Pardo y del abigarrado resto. Solo el literalismo psicótico puede concluir que cuando la comisaria dice «que las violara un antidisturbios» está diciendo que las violara un antidisturbios. (€) Sin embargo, hay algo que ni la psicosis puede empalidecer. Y es que mientras la comisaria tiene su carrera rota, quien llevó la grabación a las fauces del pueblo sigue suelto".

Terminamos con la llantina de Miquel Giménez en Vozpópuli. Se supone que es una pieza para despotricar por lo mal que está todo. ¿Y de quién es la culpa? Pues igual que en el primer párrafo, de los nacionalistas disolventes: "Nuestra Carta Magna nació herida al consagrar las diferencias territoriales que debían, por fuerza, ahondar en las desigualdades entre españoles, conculcando el principal objetivo de cualquier legislación democrática, a saber, que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y los mismos deberes. Al considerar como legítimos los viejos y feudales derechos vascos, aceptar como buena la entelequia esquizoide y racista de Sabino Arana y tragar con la mentira de la Generalidad como hilo conductor de Cataluña a lo largo de la historia, se abrió el melón de la discordia".