Monumento de la degradación humana, de la decadencia, de la inteligencia, de la negación de todo valor moral y espiritual. Baluarte de la intolerancia, bastión de la sinrazón, maquinaria perfecta del terror y la destrucción. No se puede acumular tanto dolor en tan poco espacio, no se pudo ver nunca el infierno tan cercano. Ojalá el hombre haya tomado nota de semejante atrocidad y nunca jamás vuelva a repetirse este ocaso de la condición humana. Nadie es más ni mejor que nadie y, cuando se utiliza la fuerza para demostrarlo, se pierde toda credibilidad. Cuando utilizas la muerte, matas lo que se ve, pero el alma de la justicia, la libertad y el amor siempre quedarán ahí.