Una noticia con bastante despliegue internacional en estos días es el despacho de cinco buques cisterna de Irán a Venezuela, cargados con un total de 1,53 millones de barriles (243 millones de litros) de gasolina y alkylate. El primero de ellos, el "Fortune" ya llegó a puerto; los cuatro siguientes lo harán escalonadamente y, presumiblemente, sin contratiempos.

La llegada del "Fortune", el Domingo, torpemente reportada recurriendo a fotos fake, cuando pocas horas más tarde estarían disponibles con imágenes reales, ha sido proclamada por el narcorégimen de Nicolás Maduro como un "gran triunfo de la revolución bolivariana". La realidad es que, tanto en el qué y en el cómo, la operación es un exponente nítido de la ruindad y del fracaso del chavismo. El segundo, el "Forest" llegó en la tarde del Lunes.

Partiendo de la presencia real de unidades navales militares estadounidenses, británicas y francesas en el Caribe, el dispendioso, pero dudosamente hábil aparataje propagandístico de Caracas echó guante al atrabiliario comportamiento de Donald John Trump y se inventó un símil con la Crisis de los Cohetes (Octubre 1962), haciendo creer que, esta vez, la "revolución" había vencido. La realidad es que Trump nada dijo al respecto y que las unidades gringas se movieron una sola milla de su misión: desinfectar el Caribe de narcotráfico.

De la importación de gasolina de Irán, lo sustancial es que, habiendo llegado a construir y operar muy exitosamente el Complejo Refinador de Paraguaná (CRP), el mayor complejo refinador del hemisferio occidental, Venezuela no produce actualmente ni una sola gota de gasolina. En 2012, uno de sus componentes, la refinería de Amuay, fue objeto de un devastador incendio causado por falta de mantenimiento. Unos cuantos periodistas llegaron a pisar mazmorras o ser amenazados por decir algo que en la Federación Unitaria de Trabajadores de la Energía, Petróleo, Gas, Similares y sus Derivados de Venezuela (FUTPV) se sabía: muchas consignas políticas y pocas evaluaciones técnicas.

El país con las mayores reservas certificadas de petróleo y producción de gasolina en niveles de exportación, comenzó a importarla hace unos 3 años desde Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria,€ y hoy en día no produce ni un solo litro. ¿Dónde está el "gran triunfo de la revolución bolivariana", sino en la importación de gasolina iraní, pagada nadie sabe exactamente a qué costo? Como en la "revolución chavista" tampoco se rinden cuentas, se inventar términos como "cooperación energética" entre "países hermanos".

No son solamente barcos iraníes y del narcotráfico los que ocupan la atención de los radares de Curacao y unidades navales del Reino Unido y USA; son también aviones de Mahan Air, operados directamente nada menos que por el Cuerpo de Guardia de la Revolución Islámica (CGRI), adscrito directamente a Hassan Rouhani, presidente de Irán desde 2013 y, por lo tanto, ningún desconocedor de las habas que se cuecen en Venezuela. En honor a la verdad, en este "guiso", el cocinero es Rouhani y no Maduro.

En los últimos meses, aviones de Mahan Air han estado operando en el aeropuerto de Paraguaná con fines sospechados, pero no informados. Unos piensan que trajeron desde Teherán técnicos y equipos para restablecer la producción de gasolina en Amuay, pero habrían fracasado; otros, que se trata de la instalación de bases misilísticas, con capacidad de alcance hasta Estados Unidos y no falta quien dice que para ambos propósitos. La verdad completa no se sabría nunca; salvo en el Pentágono y el Mossad, claro, pero ni siquiera en el Kremlin.

Pero lo que sí se sabe es que, después de haber marcado terreno en la desestabilización de Líbano, Siria y, en general en Oriente Medio, Irán se interesa en Venezuela como centro de desestabilización del continente americano; es decir, de lo que un día se llamó "patio de atrás" de Estados Unidos.

El asunto de la gasolina en Venezuela le vino a Irán como anillo al dedo. Según la especializada Argus Media, las estrictas medidas de confinamiento por la COVID-19 colapsaron la demanda interna de gasolina y el suministro a Venezuela resolvió el problema.¿Seguirán más despachos?¿Está Irán dispuesta a tensar más la cuerda?

Los despachos de gasolina a Venezuela no son precisamente solidarios y revolucionarios; hay pagos por adelantado de por medio, de los que no se sabe el cuánto, pero sí el cómo: en oro. Se afirma que el narcorégimen de Maduro pagó (por adelantado) con 9 toneladas de oro; si esto fuese cierto, que parece serlo, el precio por litro sería US$ 1,89. El último precio que el venezolano común pagó tras pasar días en cola fue de US$ 3 por litro.

El narcorégimen de Maduro, en el cual el venezolano-sirio Tarek Zaidan El Aissami Maddah tiene vara alta, ha facilitado la instalación en la isla de Margarita de la plataforma continental de Hezbolah, incidentalmente una fuerza con la cual los ayatolás iranís cuentan para la expansión islamista en Venezuela. Recientemente, El Aissami fue designado presidente de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDV), corporación que también cuenta con una directiva designada por el presidente (E) Juan Guaidó y reconocida por 60 países, entre ellos, en bloque, los de la Unión Europea (UE); por eso es que a Maduro no se salen bien muchas cosas.

De haber sido compañía petrolera estatal modélica, PDV ha pasado a ser una piltrafa, como bien habrá podido comprobarlo la tripulación del "Fortune" al atracar en la refinería de El Palito. Vetusta, como ciertamente lo es, esta refinería ha hecho lo que buenamente se pudo, tomando en cuenta que las caídas por falta de mantenimiento fueron achacadas, invariablemente a "sabotajes contrarrevolucionarios".

En una ocasión, un general venezolano denunció ante el Instituto de Estudios Avanzados de Venezuela (IDEA) que una caída de la refinería El Palito, causada por inoperancia de pararrayos, había sido un sabotaje de Estados Unidos utilizando tecnología del High-frequency Active Auroral Research Program (HAARP). Tragicómico. En El Palito se produjo el último litro de gasolina venezolana y desde sus instalaciones se distribuirán los primeros despachos de 243 millones de litros de gasolina y alquilato iraníes.

Es obvio que los primeros en aprovisionarse serán los depósitos de Fuerte Tiuna, donde Maduro tiene su bunker muy apertrechado y cada vez más utilizado desde la operación quirúrgica en Enero pasado sobre el general iraní Qasem Soleimani, cuya muerte Rouhani prometió vengar solemnemente. Luego vendrán los aprovisionamientos a operativos militares y policiales. Disfrazadamente, el narcotráfico se asegurará buenos suministros. En lo que se pueda y lleguen espaciadamente los cuatro barcos restantes, comenzará a soltarse alguna gasolina a las estaciones de servicio, donde los ciudadanos comunes tendrán que pagar a precios insólitos(en dólares, porque el bolívar ya no existe) lo que antes una revolución de pacotilla le regalaba.

Hay una zona de Venezuela que será abastecida secretamente. Es la del llamado "Arco Minero del Orinoco", donde además de tropelías contra las poblaciones indígenas, corrupción y connivencia con las FARC y el ELN colombianos, se está cometiendo el mayor desastre ecológico del mundo, con el silencio cómplice de ONGs como Greenpease, World Wild Fund (WWF) y otras. Greta Thunberg tampoco ha dicho nada y ni se espera que lo haga.

En el "Arco" hay gente que trabaja en algo que le interesa a Rouhani y lo obtendrá gracias a la gasolina que ya le pagaron con oro. Además de "oro de sangre", diamantes, coltan, en el "Arco" hay uranio.