onito ejercicio diario el de pintar la vida de colores, aunque amanezca nublado; saber sortear los días grises, la adversidad, los malos momentos, esos que llegan de pronto, como una tormenta que arrasa a su paso todo lo que encuentra. Pocas cosas nos paralizan tanto como la enfermedad, lo hemos visto con la pandemia del covid-19, que ha sido lo único que nos ha detenido en nuestra velocidad cotidiana, un virus que ha parado el mundo y que ha mostrado la necesidad de adaptarnos permanentemente. Vivir la enfermedad, sea cual sea, desde la tranquilidad de poder afrontar lo que toca contando con una buena asistencia sanitaria como la que aquí tenemos, aprovechando el tiempo de vida y compensando los momentos duros. Un diagnóstico, cuando es malo, te cambia la vida, la tuya y la todo tu entorno. Días como el de ayer, cuando la sociedad se vuelca con el Día Mundial del Cáncer de Mama y con las mujeres que cada año reciben un mal diagnóstico, con las que llevan años tratando la enfermedad y las que tristemente ya no están entre nosotras. Escucho a Saray sus reivindicaciones y me sumo a todas ellas, más inversión en investigación, agilizar los diagnósticos o acabar con las listas de espera. Alerta Saray de que cada vez se detecta en mujeres más jóvenes y sobre todo apuesta, y es esencial, por "una paciente activa, empoderada y autónoma para tomar decisiones sobre su propia enfermedad". Y esto vale para todas las dolencias. Ahí está el video de Unzué con esa lección de vida a la plantilla de Osasuna, un soplo de ilusión y valentía, toda una demostración de entereza para conseguir pintar la vida de colores, de rosa, como ayer, o del que toque cada día.