ay como una sensación general de movernos en un tablero como en el Juego de la Oca. De creer que llegas a la casilla final y de pronto verte en la casilla de salida, avanzando y retrocediendo, tirando los dados una y otra vez confiándote a la suerte para seguir sin caer en el calabozo. De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente, así parece que vamos estos días festivos, de puente a puente, de fiesta en fiesta y de viaje en viaje, con el riesgo de no saber cómo baja la corriente que nos lleva. Jugamos en el tablero contra un contrincante poderoso y todavía imprevisible, porque siempre hace que los dados caigan de su lado. El coronavirus nos vuelve a marcar la partida. Cambia las reglas en cada tirada. En esta sexta ola todo es diferente pero al mismo tiempo todo es demasiado igual, como esa partida de la Oca en la que nunca consigues que caiga el número exacto para acabarla y te ves una y otra vez avanzando para luego retroceder, alejándote de la meta cuando la tenías al alcance. Ye hemos pasado por muchas casillas, algunas muy duras, pero cada vez que tiramos el dado parece que cambian las reglas del juego. Ahora más que nunca hace falta un tablero claro en el que todos y todas, Gobiernos, instituciones, responsables sanitarios y la sociedad sepamos a qué y contra quién jugamos. Mientras tanto, seguimos de puente a puente y cada vez con más corriente.