lamentablemente, algunos aplican el principio universal de que “una mentira mil veces repetida acaba convirtiéndose en verdad no discutida”. Debe de ser por ello que últimamente asistimos también a la mentira mil veces repetida sobre la financiación de UGT y CCOO a través de fondos públicos, llegando a leerse que vamos a manejar 525 millones (sí, sí, millones?) de euros, que hemos recibido 57 millones de euros, que nos aumentan las asignaciones, etcétera. En definitiva, que nadamos en la abundancia.
Sobre los 57 millones, lo primero que debe saberse es que esa cantidad se refiere a la suma de programas finalistas desarrollados por la CEN, CCOO y UGT durante los años 2010, 2011 y 2012. Se trata de programas de colaboración agrupados en cuatro grandes bloques, encaminados a la orientación a trabajadores desempleados, a la implantación de la prevención de riesgos laborales, a la formación de trabajadores y a la atención a colectivos desfavorecidos e inmigrantes. Se denominan finalistas puesto que tienen un objetivo definido y unas acciones concretas. Solo se subvencionan los gastos ya realizados y que se demuestra documentalmente que se han utilizado en realizar los trabajos comprometidos, auditados por ley mediante una auditoría externa e inspeccionados minuciosamente, como debe ser, por la intervención del Gobierno de Navarra. Es decir, con estos programas se atiende con servicios gratuitos y universales a todos los trabajadores sin distinción. En el caso de la UGT, se han plasmado en más de 9.000 consultas, visitas y gestiones en materia de salud laboral; en más de 21.000 acciones de orientación laboral; en que cerca de 15.000 trabajadores han participado en cursos formativos y en que más de 24.000 personas han sido atendidas por nuestro servicio de inmigración.
Por otro lado, los famosos 525 millones, que han sido negociados en el ámbito del Acuerdo para la Reactivación Industrial, firmado por Gobierno de Navarra, empresarios y UGT y CCOO, y que se reparten entre los años 2014, 2015 y 2016, corresponden a una partida presupuestaria de Industria destinada a ayudas a empresas, inversiones en producción, infraestructuras industriales, I+D, internalización empresarial y redes energéticas. Y los sindicatos hemos intentado que dichas partidas fueran orientadas a lo que nosotros entendemos que es necesario y beneficioso para los trabajadores navarros, es decir, a consolidar y atraer a un tipo de empresas que creen empleo, que sea de calidad y con garantías de futuro para nuestros trabajadores. Y punto. Ni gestionamos ni participamos de manera alguna en la administración de ese dinero, que será el Gobierno de Navarra, a través de la Administración Foral, quien lo asigne y reparta a las empresas que cumplan los requisitos y objetivos. Solo malintencionadamente y sin el más mínimo rigor, puede insinuarse que estos temas tienen algo que ver con financiación sindical.
Sobre el Consejo de Diálogo Social, no sé cuántas explicaciones más podemos dar con respecto a su transparencia y finalidad. Creo que no hay nada más limpio que pasarlo por el Parlamento, con luz y taquígrafos, y nada más claro que compararnos con nuestros vecinos de la CAV, donde los sindicatos con categoría de más representativos (ELA, CCOO, LAB y UGT) tienen constituido el Consejo Vasco, con un presupuesto superior a los 2 millones de euros. Por cierto, allí tampoco participan los sindicatos que no cumplen las exigencias de representación legales. Y en Castilla y León, por poner otro ejemplo, el Consejo cuenta con 4,5 millones de euros de presupuesto. Por población y extensión geográfica, dichos consejos están dotados, lógicamente, muy por encima de lo que necesitaríamos en Navarra. Pero lo más importante, nadie en esas CCAA duda del beneficio para los trabajadores y la sociedad de los acuerdos alcanzados en dichos consejos, que van mucho más allá de cuestiones meramente laborales, y que permiten que la voz y los intereses de los trabajadores sean defendidos al más alto nivel.
Por último, hemos asistido perplejos desde UGT a las declaraciones del dirigente de LAB en Volkswagen que, en línea con las posturas de la derecha más rancia y antisindical, aparece públicamente criticando liberaciones de dirigentes sindicales de la UGT en la fábrica, en la que él mismo está liberado. Quizás desconozca que LAB, su sindicato, solo en la Administración Foral de Navarra tiene 24 liberados por horas sindicales y acuerdos institucionales, lo cual la UGT no critica en absoluto. Por cierto, ¿también le parece mal que los navarros, con nuestros impuestos, paguemos el sueldo de sus liberados? ¿Se ha vendido LAB al Gobierno de Navarra?
Qué fácil es lanzar una calumnia y qué trabajoso es desmentirla. Y siguiendo ese viejo refrán tan español de “calumnia, que algo siempre queda”, hay una campaña claramente orientada a descalificar a los sindicatos progresistas, de clase e internacionalistas. Quizás, algunos desesperarán viendo que los trabajadores con sus votos siguen dando en Navarra la mayoría sindical a la UGT, frente al poco más del 30% de representación del conjunto del mal llamado sindicalismo nacionalista. El sindicalismo no puede servir más que a una bandera, la roja, de los trabajadores del mundo.
El autor es secretario general de la UGT de Navarra