El pasado 15 de junio asistimos a la constitución de numerosos ayuntamientos, entre ellos el de Pamplona. Los cambios habrán satisfecho a unos y disgustado a otros, pero esa no es la finalidad de esta carta. Como usuario de bicicleta, quisiera recordar el carácter transversal de la movilidad sostenible.

Revisemos la historia reciente. En la primavera de 1985 el entonces alcalde Julián Balduz (PSN) comenzó los preparativos para instalar un carril bici, entorno a la avenida de Pío XII y Vuelta del Castillo. El proyecto estuvo en vigor hasta 1988, pues ni había dinero suficiente para expandirlo ni existía conciencia social al respecto. Dicha tendencia comenzó a cambiar a principios del presente siglo, cuando las bicicletas volvieron a formar parte de la agenda municipal. En la memoria del área de proyectos estratégicos de 2007, fijada por Yolanda Barcina (UPN), encontramos un ambicioso plan cuyo objetivo era disponer de 103 kilómetros de vías ciclables. Al mismo tiempo, se puso en marcha el servicio municipal de alquiler de bicicletas. Enrique Maya (UPN) continuó la senda marcada. Durante su mandato se habilitaron más de 400 plazas de aparcamiento con videovigilancia e iluminación, al tiempo que proseguía con la ampliación de los carriles. Si bien es cierto que muchos de ellos se limitaban a líneas discontinuas pintadas sobre la acera, aquellas iniciativas demostraron que la bicicleta había venido para quedarse. La llegada de Joseba Asiron (Bildu) y su coalición de gobierno (Geroa Bai, Aranzadi e I-E) puso a prueba los criterios de ciclabilidad. A diferencia de lo ocurrido en junio de 1987, el cambio de siglas no devaluó el interés por el transporte alternativo. Dicho sea de paso, la sociedad había cambiado y el número de usuarios se multiplicaba de día en día. Pío XII volvió a contar con un carril bici, se mejoraron las conexiones con el Casco Viejo y creció en número de vías a 30 Km/h. Además se abordaron las diferencias entre peatones y ciclistas, delimitando espacios propios. Tampoco faltaron las críticas, bien por la falta de criterio en la señalización bien por la ausencia de tramos entre Txantrea y Labrit. No solo hablamos de luchar contra Cambio Climático (UE) o de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ONU), sino también de mejorar nuestra calidad de vida. En los próximos años tendremos la oportunidad de acercarnos a los estándares de Amsterdam, Copenhague, Berlín e incluso Palencia, galardonada recientemente con el premio Social Biking Challenge. Así pues, quisiera pedir al nuevo consistorio que no descuide las políticas de movilidad.El autor es ciclista urbano