l envejecimiento de la población, el retraso en la edad de la jubilación o los trastornos musculoesqueléticos son nuevos factores que hace apenas unos años no eran relevantes. Sin embargo, hoy se han convertido en prioritarios en una estrategia de Prevención de Riesgos Laborales propia del siglo XXI.

Junto a ellos, otros cambios significativos han derivado de la extensión del teletrabajo y otros avances tecnológicos en la empresa, el acoso laboral, los aspectos psicosociales y la salud mental. Así queda reflejado en el VI Barómetro de Absentismo de Mutua Navarra, elaborado en 2021 y en el que participaron sus 5.900 empresas asociadas. Dicho registro indica, por ejemplo, cómo la incidencia de bajas relacionadas con patologías musculoesqueléticas creció un 46% en un solo año. O cómo en ese mismo ejercicio, las enfermedades vinculadas a la salud mental aumentaron en un 25%, por citar solo dos de sus principales conclusiones.

Ante este escenario en continua evolución, las empresas necesitan diseñar, de modo urgente, un nuevo estilo de políticas en materia de prevención y promoción de la salud. Una estrategia más ambiciosa que debería contemplar, al menos, tres grandes aspectos.

El primero de todos debe ser situar la salud de todas las personas que forman la empresa en el mismo centro de la organización. El compromiso debe ir más allá de lograr objetivos como cero accidentes o de proponer medidas de contención de hábitos contrarios a la salud como el tabaquismo.

Una vez superada la crisis provocada por la última pandemia, el nuevo escenario exige adentrarse en una cultura que favorezca la concienciación de todo el colectivo, en la necesidad de cuidar la salud como pilar fundamental para poder desarrollar una vida plena y de calidad. Porque una empresa saludable solo puede construirse desde el compromiso y el esfuerzo de todas las personas que la componen.

Un segundo punto, relacionado estrechamente con el anterior, sería el establecer entornos laborales saludables desde la transformación digital. Del mismo modo que existe una concienciación cada vez más extendida de la necesidad de dotarse de espacios luminosos y ergonómicos para el desarrollo de la actividad profesional diaria, resulta imprescindible trasladar esa misma inquietud a otros ámbitos. Nos referimos a la importancia de diseñar una cultura de promoción de la salud que alcance a toda la empresa y que debe surgir y ser liderada desde la dirección. Una identidad basada en una serie de valores y principios saludables compartidos y que sean fáciles de transmitir. No se trata, en fin, de conseguir entornos amables, sino de concienciar a través de un buen plan de comunicación y formación, y facilitar herramientas que conviertan el espacio de trabajo en un área de cuidado, vigilancia, fomento y desarrollo de la salud de las personas que lo componen.

Sirva como ejemplo nuestra herramienta Portal de Prevención, a la que acceden todos los clientes de Gesinor, y donde el usuario dispone de una valoración objetiva de su estado de salud a través de los indicadores obtenidos en sus reconocimientos médicos. Además, dispone de un espacio ad hoc de consejos y recomendaciones destinadas a mejorar su calidad de vida, precisamente, en virtud de los resultados médicos registrados, lo que le permite hacer un seguimiento de su estado general de salud y plantearse objetivos de mejora del mismo.

El espacio complementario y necesario para dicha tarea es la transformación digital. Las últimas herramientas tecnológicas tienen que convertirse en aliadas del ámbito sanitario. Como fuente de alimentación para todos los que componen una organización aportarán una mayor concienciación en el cuidado y la promoción de la salud, así como un conocimiento más profundo y detallado de los orígenes y causas que generan la alta incidencia de las enfermedades emergentes ya mencionadas.

En este punto me gustaría destacar GIRE, una aplicación que Gesinor ha desarrollado para gestionar de manera integral los riesgos ergonómicos y así reducir los trastornos musculoesqueléticos tan prevalentes en nuestros estudios epidemiológicos. El núcleo clave de dicha aplicación es el programa Sensinor, un sistema objetivo que utiliza sensores inerciales para identificar y valorar el nivel de riesgo de lesión de las diferentes partes del cuerpo humano. Esta constituye, actualmente, la primera herramienta de análisis individualizada y plenamente digitalizada que permite a la empresa conocer de forma detallada qué partes del cuerpo tienen mayor exigencia física al realizar determinadas tareas y, por tanto, su riesgo de lesión, y así poder tomar las medidas preventivas necesarias para evitarlo.

Y finalmente, para el ámbito psicosocial considero que las organizaciones deberían contar con profesionales contrastados y formados que les permitan gestionar de manera adecuada un aspecto que, debido al Covid-19, se ha situado en una de las principales áreas de mejora y en el que probablemente más camino tengamos que recorrer. Hablamos de un campo históricamente estigmatizado y con un alto grado de inmadurez en nuestra sociedad.

En definitiva, las empresas y profesionales que trabajamos en el ámbito de la prevención no podemos quedar ya satisfechos con el mero cumplimiento legal de la normativa establecida al respecto. Nuestra actividad en este siglo XXI debe ir un paso más allá en cuanto a la prevención y promoción de salud mediante el uso de las nuevas tecnologías y el diseño, implementación y aplicación de Planes de Salud y Bienestar adaptados a las actuales condiciones laborales y la incidencia de nuevas enfermedades.

El autor es médico de trabajo en Gesinor