El acuerdo entre PSN, EH Bildu y Geroa Bai supone, ante todo, la consolidación del Monumento a los Caídos, por mucho que se cambien su nombre y sus usos, o que se eliminen algunos elementos menores del edificio. Ambas medidas, desgraciadamente, no bastan para cambiar el significado del Monumento, ni el recuerdo trágico y cruel que supone para miles de personas.

En definitiva, lo que han acordado es no demoler el Monumento, y a partir de ahí, cada partido ha elaborado su relato, ha colocado a sus peones para defender lo pactado y ha apelado al mal menor como justificación última e irrebatible.

De hecho, las declaraciones altisonantes para defender el acuerdo de PSN, EH Bildu y Geroa Bai pretenden esconder una renuncia definitiva, que justifican por razones legalistas o por la falta de mayorías en el Ayuntamiento de Iruñea y en el Parlamento Foral. Como si la historia se acabara mañana y el acuerdo de estos tres partidos fuera la última oportunidad para... ¿qué? ¿Para mantenerlo y blindarlo para siempre? ¿Y además bajo el nombre de Maravillas Lamberto, símbolo indiscutible utilizado como escudo por si arreciaban las críticas?

Hablando de escudos... ¿acaso la supuesta consulta popular no es otra herramienta para externalizar decisiones y diluir responsabilidades apelando a la democracia local? ¿Y votará solo la ciudadanía de Pamplona o toda Navarra? Y lo más incómodo: ¿el fascismo y sus símbolos se votan, son una opción democrática?

Una cuestión es irrebatible: el monumento lleva ahí 82 años y hay que hacer algo cuanto antes. Por ejemplo, trabajar para su derribo, en el frente político, jurídico y legal.

En lo político, PSN, EH Bildu y Geroa Bai abogan por el consenso y un acuerdo amplio pero, por lo visto, cumplidas esas premisas, les vale cualquier contenido, incluso mantener los Caídos para siempre. De hecho, han descartado trabajar un acuerdo amplio para derribar el Monumento, llevando el debate político hasta el final, cueste lo que cueste, y marcando así la frontera política entre quienes combaten los símbolos fascistas y quienes los defienden. ¿En qué punto estaría hoy el debate si EH Bildu y Geroa Bai hubieran iniciado este trabajo allá por 2015 –hace ya diez años–, cuando la mayoría política de entonces sí estaba por el derribo de los Caídos?

En lo jurídico y lo legal, las asociaciones memorialistas han propuesto en el Ayuntamiento y en el Parlamento sendas modificaciones que permitirían el derribo de los Caídos, una vía que los partidos que gobiernan ambas instituciones están cerrando conscientemente. Cuando se apela a “la seguridad jurídica” para no tomar decisiones, se asume la derrota de la política transformadora. Cualquier modificación de cualquier ley es recurrible, y no por ello los parlamentos y los consistorios dejan de legislar, ¿no es cierto? Y en este caso, como en otros, PSN, EH Bildu y Geroa Bai optan por dejar las cosas como están, con un poco de maquillaje resignificador.

ELA, que forma parte de la lista de organizaciones represaliadas en la Guerra Civil y durante el franquismo, comparte la decepción y el enfado de las asociaciones memorialistas, e insiste en que no se deben dar por agotadas las vías política y jurídica para lograr la demolición. El acuerdo entre PSN, EH Bildu y Geroa Bai es un cierre en falso ante el dolor de las víctimas y una renuncia política histórica de grandes dimensiones.

Para evitarlo, el siguiente paso es acudir a la manifestación de este sábado, porque quieren agotar el tiempo, y si no lo remediamos, dentro de unas décadas el Monumento a los Caídos ahí seguirá, en pie, ominoso y terrible, y habrá que contar a nuestras nietas y nietos por qué. También habrá que explicarles el acuerdo para no derribarlo, basado en cálculos cortoplacistas que en un futuro no tan lejano parecerán ridículos frente a la enormidad brutal y maciza de un engendro que nos seguirá vigilando, aunque sea con otro uso y con otro nombre...

ELA Sindikatua