Eran la noticia positiva de la semana. La vuelta de Masoud y de Nekounam, entre tantas lesiones de sus compañeros, era un argumento más para hacer pensar a los rojillos que ayer era el día elegido para romper la racha de sequía fuera de casa. Pero ni por esas. Al mediocentro se le vio un poco mejor que la media de su equipo (sólo en la segunda parte), lanzó un balón al larguero y estuvo a punto de marcar de córner. Su compatriota no estuvo tan acertado. Primero empezó de delantero y luego cayó a banda, pero no destacó en ninguna de las dos posiciones.

La ausencia de dos hombres como Nekounam y Masoud se nota en Osasuna. Son dos miembros del once inicial y su aportación se antoja decisiva para que el equipo funcione como debe. Pero ayer no era el día. Los diez primeros minutos de partido fueron de tuteo entre ambos conjuntos, por lo que ninguno de los dos aparecieron. Masoud volvía a una posición donde lo hizo muy bien hace dos temporadas, de delantero centro con el uruguayo Pandiani por detrás.

El iraní trataba de caer a las bandas. En una de esas, Nekounam le puso el balón desde la otra punta del campo, pero no fue capaz de controlar con precisión y el balón acabó en los pies donostiarras.

Después de una amarilla a Flaño, llegaron el carrusel de ocasiones donostiarras. Una de ellas, en el minuto 24, Nekounam entregó mal el balón hacia atrás y entre Tamudo y Zurutuza armaron una ocasión de gol ayudados, de nuevo, por una sarta de fallos en defensa tremendos. Pero el gol donostiarra no llegó en la primera parte, y eso invitaba un poco al optimismo de la extensa parroquía rojilla desplazada hasta la vecina San Sebastián.

En el segundo tiempo entró Leka, con lo que Masoud pasó a ocupar la banda derecha. Los dos iraníes ya habían tenido 45 minutos para aclimatarse y coger algo de ritmo y era fundamental que empezasen a carburar.

El centrocampista comenzó a general algo (no mucho) de juego y gozó de la mejor ocasión del partido en el minuto 58. Tras un rechace, Neko enganchó el balón con fuerza y efecto, pilló un poco adelantado a Bravo, pero el balón se estrello en el larguero. Fue la mejor ocasión del encuentro para los rojillos.

Tres minutos después, Neko trató de volver a contactar con Masoud, pero De la Bella se interpuso cuando el extremo se preparaba a rematar de cabeza. Esta fue la última aportación, tampoco es que antes hubiese tenido muchas más, de Masoud al partido. Poco después, Camacho decidió que había que buscar otras alternativas y lo sentó en el banquillo en el minuto 63 para que saltase al verde Calleja. La vuelta de Masoud al once inicial no sirvió para que el equipo mejorase. Habrá que esperar al siguiente partido, a que no le mareen con tanto cambio de posición y a que coja más ritmo para ver al mejor Masoud.

Por su parte, Nekounam tuvo otra ocasión poco después, en el minuto 64. El iraní remató un córner sacado por Puñal y, cuando ya se colaba en las redes donostiarras, De la Bella lo despejó dejando en nada la ocasión.

Pero Neko, protagonista de las dos únicas ocasiones rojillas, no puso impedir el gol de Tamudo en el minuto 73 y la historia del último año se volvió a repetir, los rojillos se volvieron a casa de vacio y la racha negativa siguió aumentando otro partido más.

Nekounam protagonizó las dos únicas ocasiones claras rojillas, pero no hizo mucho más y Masoud no estuvo en el partido. Un encuentro en el que la presencia de los dos era fundamental para haber sacado algo positivo.