Con la goleada que encajó ayer en Barcelona (4-0), Osasuna encadena ya cuatro jornadas sin conocer la victoria. Y es que los rojillos no catan un triunfo desde que el pasado 24 de octubre derrotaran al Athletic en El Sadar (1-0) el día en el que el club navarro cumplió 100 años de vida. Desde entonces, tres derrotas (1-3 con el Atlético, 1-0 en Sevilla y el 4-0 de ayer en el Camp Nou) y un empate ante el colista de la categoría, el Huesca, que aún no conoce la victoria esta temporada y contra el que Osasuna no fue capaz de pasar de la igualada en Pamplona (1-1). En definitiva, que el equipo de Jagoba Arrasate solo ha sido capaz de sumar 1 punto de los últimos 12 posibles, una mala racha que ha complicado notablemente su posición en la tabla clasificatoria, pues su ventaja con respecto a los puestos de descenso se ha visto reducida a 1 punto.

En defensa del conjunto navarro puede decirse que las tres derrotas que ha encajado recientemente han llegado ante equipos que compiten en Europa y que son aspirantes al título de Liga, pero no sirve la misma justificación para el empate ante el colista Huesca en El Sadar, por el resultado y por la mala imagen que ofreció el equipo rojillo, sobre todo en una pésima primera parte.

A Osasuna le salen las cuentas de momento, porque, como dijo su entrenador, Jagoba Arrasate, en vísperas del partido de ayer en Barcelona, “mientras tengamos más puntos que partidos, vamos bien”. De momento, la tesis del técnico se cumple, porque los rojillos han sumado 11 puntos en 10 partidos, pero el margen es cada vez más estrecho, por lo que en los próximos partidos, en teoría ante rivales algo más asequibles, Osasuna necesita reaccionar. Además, la distancia con los puestos de descenso es engañosa, ya que el conjunto navarro tiene un partido menos (el aplazado a enero en Granada) que algunos de los equipos implicados en la lucha por la permanencia.