- La visita del Barcelona a El Sadar fue uno de los tres partidos del mes de marzo que tiene programado el calendario de Liga, porque el último fin de semana se guardan las fechas para los compromisos internacionales y la Liga de Primera se para. Contra el conjunto blaugrana se dio de un solo golpe carpetazo a los rivales de nivel top y ahora la competición mira hacia la zona caliente, donde la cosa está que arden y los equipos notan que se pueden quemar en el fuego del descenso.

Osasuna tiene dos encuentros frente a rivales directos en la lucha por la permanencia, porque mientras no se demuestre lo contrario hay un nutrido grupo, casi diez equipos, que se deben considerar como contrincantes del mismo pelotón, entre los que van a abundar los codazos para intentar salir de ahí. El equipo de Arrasate juega de nuevo en El Sadar esta vez con el Valladolid -sábado, 18.30 horas- y no cabe que, con tres puntos de distancia entre ambos conjuntos -28 para Osasuna por 25 para los pucelanos-, la trascendencia del marcador resulta evidente. Nuevamente los rojillos se sitúan frente a un escenario propicio para darle un nuevo empujón a la permanencia y, quizás, marcar algunas diferencias casi insalvables. El Valladolid le ha ganado en esta jornada al Getafe (2-1) y ha tomado aire después de romper una racha de ocho encuentros sin ganar.

El último encuentro de marzo es fuera de casa, en Huesca -sábado 21, 18.30-, y de nuevo los rojillos se van a cruzar contra un rival de la zona baja, que lucha por mantener sus opciones de continuar en Primera a partir de ser prácticamente infalibles en muchos encuentros. El equipo oscense perdió ayer en su estadio frente al Celta (3-4) y a pesar de que con Pacheta, el nuevo entrenador, ha cogido nuevos bríos, deberá mejorar su rendimiento para que los puestos de permanencia, ahora a cuatro puntos, no se distancien todavía más.

Osasuna sabe que de lograr unos buenos marcadores en estos dos partidos, el brinco hacia la salvación podría ser casi definitivo.