Osasuna y Athletic se ven el jueves en El Sadar en el cuarto partido entre ambos de la temporada y no puede haber más emoción en esta nueva cita. Ya lo anunció Jagoba Arrasate tras el encuentro con derrota frente al Atlético de Madrid que en el compromiso ante los rojiblancos se pueden clarificar las aspiraciones reales –”todo pasa por ganar el jueves”, dijo–. Osasuna se enfrenta a un rival directo que le lleva tres puntos de ventaja y que se presenta como el contrincante más firme en la pugna por la séptima plaza, que es la que ocupa. Cualquier resultado que no sea la victoria no le sirve a Osasuna para hacer sus cuentas, cuando queden entonces seis puntos en juego. Ese será el momento de hacer una revisión de las posibilidades reales, también tras visionar lo que han logrado los otros equipos que andan en el ajo.

Pero antes de dar el segundo paso y optar después al tercero en estas tres jornadas que restan, lo primero será cumplir con el primer compromiso. El partido contra el Athletic presenta el reto deportivo de la talla del rival y el condimento picante del morbo entre dos equipos con caminos que se ha enredado durante este curso. Semifinalistas de la Copa, los rojillos dejaron sin final a los hombres de Ernesto Valverde tras dos partidos de una eliminatoria emocionante –1-0 y 1-1–. Y si aquellos dos encuentros fueron citas de gran responsabilidad y calado por el premio que concedían, con incidencia menos inmediata pero si influencia directa, el partido del jueves puede conducir a otro bonito premio.

Por todo lo que hay en juego y el nuevo cruce de las sendas con la brújula señalando el mismo destino para los dos, el encuentro entre Osasuna y Athletic se presenta lleno de emoción y tensión. No definitivo, pero sí con trascendencia, porque lo mismo que una victoria mantiene el objetivo, despeja un poco el horizonte y decreta el estado de esperanza, un empate o una derrota –más lo segundo que lo primero– parece zanjar el asunto y dar carpetazo al sueño nuevo de esta temporada.

Y el Sevilla lo enreda todo

Pero lo que suceda en El Sadar no queda aislado del mundo.

Girona y Sevilla, con 48 puntos, y Rayo, con 46, son junto con el Athletic los otros equipos a los que Osasuna deberá tener en cuenta –también se puede controlar al Mallorca de Javier Aguirre (44 puntos) por aquello de que es una caja de sorpresas–.

El equipo que entrena Mendilibar, sin embargo, es el que tiene incidencias suplementarias en la clasificación final. El conjunto sevillano ha pasado de ser un muerto que miraba a Segunda a postularse para casi todo y, entre otras cosas, a colarse también en la dichosa séptima plaza con su carrera loca y triunfal que viene protagonizando. Y además, hace quinielas propias. Si el Sevilla ocupase puesto europeo en Liga y además gana la Europa League, España mantendría las 7 plazas europeas con 5 clubes en Champions y 2 en Europa League. No habría equipo en Conference. Es decir, el 8º no tendría premio en ningún caso. Si el Sevilla queda fuera de puestos europeos en Liga y gana la Europa League, va a Champions sin perjuicio de las 2 plazas de Europa League y la plaza de Conference. Es el único caso en el que España tendría 8 representantes en Europa.