Osasuna inicia esta tarde de miércoles, a partir de las 19.00 horas, en Chiclana (Cádiz) su participación en la presente edición de la Copa del Rey. Lo hace desde la placidez del octavo puesto que ocupa en la Liga, empatado a 18 puntos con el quinto, el sexto y el séptimo clasificados, Athletic, Betis y Mallorca, respectivamente, contra un rival de cinco categorías menos y con la ilusión de regresar a una final a la que llegado en dos ocasiones en sus 104 años de historia (los cumplió el club el pasado 24 de octubre), lo cual deja bien a las claras la dificultad del sueño que persiguen los rojillos.
Aunque la diferencia entre Osasuna y Chiclana es a priori abismal (el conjunto navarro acumula seis temporadas seguidas en Primera y el gaditano compite en la Regional andaluza), el entrenador rojillo, Vicente Moreno, no se fía y se va a llevar a los 22 futbolistas de la primera plantilla que tiene disponibles, toda vez que Alejandro Catena no viaja por sanción (fue expulsado en el último partido de Copa de Osasuna de la temporada pasada, contra la Real Sociedad, que ganó 0-2 en El Sadar en octavos), Rubén García no lo hace por lesión (aunque el técnico reveló que estará a sus órdenes para el partido del sábado contra el Valladolid en El Sadar) y Juan Cruz porque acaba de ser padre otra vez (de un niño que se va a llamar Cruz).
La Copa se presenta como una buena oportunidad para que disfruten de minutos los jugadores que menos protagonismo han tenido en lo que va de Liga, como pueden ser los casos del portero Aitor Fernández, el central Unai García y el extremo Kike Barja, los únicos que todavía no se han estrenado en competición oficial en lo que va de curso, y también los de un puñado de futbolistas que no superan los 100 minutos o que lo hacen por muy poco: Nacho Vidal (113), Iker Benito (35), Jose Arnaiz (16), Iker Muñoz (50) y Javi Martínez (5). Eso dice la teoría, pero Vicente Moreno prometió un once competitivo para un partido en el que Osasuna no puede ni debe fallar.