Osasuna no fue capaz de encontrar el punto de equilibrio en Las Palmas que le permitiera ganar. Se quedó a medio camino entre la ambición por refrendar el resultado, que no lo hizo o no supo cómo hacerlo, y la gestión del marcador favorable, que tampoco lo consiguió, proyectando como consecuencia una finalización amarga, en el fondo -adiós a una victoria- y la forma -en el minuto 98-.

Más que correcto hasta el gol de Aimar Oroz, desfigurado desde que la expulsión de un jugador de Las Palmas le dejó en superioridad numérica con mucho partido por delante -a Essugo le sacaron la segunda amarilla en el minuto 73 y el partido se prolongó hasta el 113-, Osasuna no fue capaz de cerrar el partido. No supo administrar la ventaja e hizo de su espíritu de conservación una cesión al rival, que estaba más convencido de lo que quería. Probablemente la falta de confianza ayuda a este modo de actuación, al paso atrás que resultó fatal.

Osasuna anda con problemas para ponerle el candado a los partidos y en Las Palmas se llegó a su culminación, con un gol en el minuto 98 en un lanzamiento de falta de horrenda de ejecución, porque fue a la barrera, pero que encontró con la cooperación de los defensores rojillos, que desmontaron el muro ante la llegada de la pelota.

Indudablemente el partido ante Las Palmas, muy doloroso también por ser el más cercano, se lleva el premio a la desgracia, o la falta de pericia para sostener un resultado. Pero esta situación no es nueva en el Osasuna de esta temporada que ha dejado marchar demasiados puntos como estar de nuevo tirándose de los pelos. Hasta en media docena de partidos se ha sufrido o una remontada o un empate en el tramo final -en dos oportunidades ha sido en el suplementario-.

Frente al Villarreal en El Sadar (2-2) se sufrió una situación parecida a la del viernes. Después de haber ido ganando 2-0, Alex Baena (m.67) y Gerard Moreno (de penalti en el minuto 93), llevaron el empate al marcador. Con el Betis, tras empatar Torró (m.59), el Chimy marcó en el 73 el gol definitivo (1-2). En Sevilla (1-1), a Osasuna le duró un suspiro el gol de Budimir (m.69), enmendado a continuación por Lukebakio (m.72). Con el Alavés, en un partido demasiado loco, los rojillos fueron capaces de darle la vuelta a un marcador adverso gracias a los goles de Budimir (m.54) y Rubén García (m.61), nuevamente remontada de cristal por la diana del empate de Kike García poco después (m.68). Con el Athletic, aunque la revancha deportiva llegó más tarde en la Copa (2-3), también hubo de lo suyo en los veinte minutos postreros del choque de Liga. El conjunto vizcaíno empato muy pronto el gol de Torró (m.25) por mediación de Guruzeta (m.31), pero la dolorosa puntilla fue obra de Berenguer (m.74), cuando se quería otear un horizonte final feliz.

Osasuna ha estado en esta última racha de nueve partidos cerca de ganar, dijo el otro día Vicente Moreno refiriéndose a los ocho anteriores, pero extendiendo sin saberlo al noveno de la serie la validez de la reflexión. Evidentemente, falta algo. 

Los datos:

Dos empates en el descuento. A Osasuna se le han escapado dos victorias más allá del tiempo reglamentario, en el descuento. Si el viernes empató Las Palmas en el minuto 98, el Villarreal lo hizo en el 93 de penalti en El Sadar tras un 2-0 inicial.