PAMPLONA. La imagen que ilustra esta noticia muestra a barios piragüistas que navegan con sus canoas por el río Arga, en Pamplona, pasan junto un árbol de la orilla que ha quedado en ese estado tras ser roído por castores.

Aunque hay varias teorías, parece que el castor (Castor fiber) se extinguió de la Península Ibérica en el siglo V. Su presencia en Navarra, y ahora en la Comarca de Pamplona, se debe a una suelta ilegal en 2003, así que esta especie alóctona, río arriba o río abajo, se ha colado en un entorno que no es el suyo. O al menos no lo ha sido durante 16 siglos.

No obstante, desde Gurelur recuerdan que "no estamos hablando de un demonio" y apuestan por conservar un animal beneficioso para el entorno.

"Si la administración acabara por eliminar el castor de nuestra geografía, probablemente se convertiría en la única especie que el hombre ha extinguido dos veces", dice la organización ecologista.

Al margen del conflicto sobre si procede su eliminación, el castor todavía no es representativo de una fauna muy variada y convive con tres especies que sí tienen pedigrí navarro y cruzan con todas las de la ley las aguas del Arga o el Ultzama.

Se trata del visón europeo (Mustela lutreola), la nutria (Lutra lutra) y el turón (Mustela putorius), todos de la familia de los mustélidos. Al contrario que el castor, los tres no quieren saber nada de la madera. La nutria come pescado y cangrejo. El turón, y sobre todo el visón, son oportunistas. Comen lo que pillan y son perfectos para controlar plagas. Allí donde haya, por ejemplo, un exceso de topillos, estarán estos depredadores naturales para controlar su desparrame.