Hace falta recurrir al diccionario para no repetir palabras huecas y frases manidas a la hora de describir un país como Islandia. Pero aunque ya esté todo dicho, y aunque sea muy repetitivo, lo cierto es que sí: es naturaleza en estado puro. Como recalar en otro planeta en el que se funden volcanes, cascadas, cráteres, géiseres... Esa "Canción de hielo y fuego" de Juego de tronos condensada en una isla que es mucho más que piedra y lava, porque más que un refugio es el refugio perfecto. Al menos así lo ha sido para Ignacio Juárez, Jotas Aldunate y Borja Lezáun, un burladés y dos pamploneses que decidieron bautizar con ese nombre su pequeño gran tesoro.
Islandia, el refugio perfecto es un documental en el que han conseguido comprimir un buen puñado de vivencias, experiencias e imágenes únicas, un trabajo que llega en tiempos de pandemia para hablar de ella, para darle la vuelta y para buscar su lado positivo con un telón de fondo que resulta incomparable. Lo presentaron en el Civivox de San Jorge durante la Semana de la Montaña, con lleno total, y el próximo 13 y 14 de marzo se estrenan en la pantalla grande de los Golem La Morea con dos sesiones a las 18.00 horas, coloquio y alguna sorpresa. ¿La pega? Las entradas están agotadas para el sábado y a punto de agotarse para el domingo, aunque habilitarán una lista de espera a través de su página web (www.pajarofilms.com).
Foto: cedida
Y es que coinciden en que el bicho ha traído también cosas buenas, y esta historia es una de ellas. Ignacio, que ha recorrido muchos lugares del mundo como viajero incansable, decidió dejar la fábrica en la que trabajó durante 20 años para perseguir su sueño. Desde que viajó a Islandia por primera vez con un grupo de amigos algo consiguió engancharle y volvió después para descubrir la isla en profundidad y desde otra perspectiva, con la idea de trazar itinerarios de viajes para guiar a grupos. Fundó para ello una compañía, Pájaro Films & Trips, hace casi dos años. "Soy como el amigo al que vas a visitar: hago fotos y también grabo vídeos -con drones, desde las alturas- para que quien hace el viaje se olvide de todo lo demás y se dedique, únicamente, a disfrutar del momento. De todo lo que le rodea y de poder estar ahí al cien por cien", cuenta.
El 14 de marzo finalizó un viaje con un grupo al que se habían sumado su amigo Jotas, un viejo conocido que también se dedica al turismo (con Trip Navarra) y otra chica de Barcelona. En pleno estallido de la pandemia, cuando solo llevaban una semana allí, parte de ese grupo regresó a sus casas y ellos tres decidieron quedarse. Fue una experiencia que sirvió para unirles más pero que les permitió, sobre todo, disfrutar prácticamente a solas de toda la belleza que ofrece esta singular isla.
Volver a nacer
"Siempre que llego a un sitio estoy analizando y observando, viendo lo que pasa para mejorar cada día. Yo le llamo ingeniería nómada -bromea Ignacio-. Porque tengo mucha información y se trata de sacar el mayor rendimiento al viaje, ver mucho y aprovechar al máximo cada minuto". Jotas lo sabe bien, y asume que cuando disfrutaron de la isla en esa soledad llegaron a lugares impensables. "Le he visto manejando el dron bajo cero en una cascada hasta tener las manos azules, nos tocó vivir un terremoto de 6 grados... Para mí Islandia es un gran descubrimiento pero fue sobre todo un refugio en medio de toda esta locura del covid. Nos permitió volver a nacer, hemos vivido una vida extra gracias a los días que pasamos allí", reconoce.
Borja Lezáun, por su parte, acababa de cogerse una excedencia para dar la vuelta al mundo cuando llegó la pandemia. Y como no pudo casi ni moverse de su casa, tras un confinamiento y todo lo que ha venido después, en el momento en que se relajaron un poco las medidas y los cierres de fronteras -allá por el mes de septiembre- decidió viajar a Islandia. Fue su peluquero, que resulta que es el mismo que el de Ignacio, el que le dio el teléfono del guía para que se pusieran en contacto y le pidiera consejo. Se conocieron en Reikiavik.
"Hablamos mucho por teléfono durante todo el viaje y quedamos en Pamplona a la vuelta. Fuimos a Casa Jesús Mari a comer un bocata, y en ese momento me dijo que tenía una idea€ Y que quería contar conmigo", relata Borja, periodista, TiraMillas Ignacio quería dar salida a todas las increíbles imágenes que había filmado en Islandia, contar su historia y todas esas carambolas que les han ido sucediendo. Porque han sido muchas, asume, desde que su amigo Jotas se fuera con él de viaje y se quedaran allí hasta conocer al propio Borja y después al escritor Eloy Moreno, con el que tiene un vínculo muy especial. "Su libro El Regalo fue uno de los ingredientes que me motivó a cambiar de vida, y Eloy volvió a aparecer más tarde. Pude conocerle e incluso realizamos directos a través de Instagram para narrar las rutas que aparecen en su novela Tierra, que se desarrolla en diferentes parajes de Islandia, para que quienes estaban confinados en casa pudieran disfrutarlas mientras yo las recorría allí".
Asume Lezáun que, por lo general, "la gente no suele darse cuenta de que tiene una historia que merece la pena ser contada. Pero Ignacio me fue contando lo que le sucedió, todo lo que habían hecho, y sabía que había que compartirlo. Y creo que su historia puede ser motivadora para otras personas, además de interesante. No sólo por el tirón que tiene Islandia: hay quien se puede ver reflejado o sentir, ojalá, algo de inspiración. Él se ha propuesto perseguir su sueño y ha conseguido vivir de lo que le gusta", valora.
Proyecto itinerante
También Jotas es otro "Willy Fog foral", bromea Lezáun. "Son muchas casualidades y es genial poder contarlas, además, con unas imágenes brutales", relatan los amigos. Han conseguido, a través de un crowdfunding, el dinero necesario para llevar su documental a otras comunidades y municipios, aunque a la cita local acudirá también el conjunto navarro La Red Bullet, encargado de poner banda sonora al trabajo, y el escritor Eloy Moreno, que venderá y firmará libros tras el coloquio.
Ellos se quedan con un cañón sin nombre, un glaciar o unas termas escondidas, porque cada uno tiene su rincón particular en una Islandia a la que seguro regresarán, y que les estará esperando. Aseguran que ya están trabajando en próximos proyectos, "algunos planes" que todavía no se atreven a revelar pero que serán en común. "Iremos viendo, pero de una manera u otra seguiremos haciendo cosas juntos. Lo primero es divertirse, y luego trabajar", bromean.